Los niños que conviven con padres en este centro penitenciario pasearon por primera vez.. Y esto sucedió “De los niños de la cárcel de Palmasola siempre se olvidan todos”. Así de contundente fue Katherine Camacho, directora del Movimiento Libertad en diálogo con El Deber.
Pero en las últimas horas parece que hubo gente que sí se acordó de estos niños, quienes comparten de alguna manera el mismo destino que sus padres: estar presos en una de las cárceles más peligrosas de Bolivia y ubicada en las cercanías de Santa Cruz de la Sierra.
Los niños de esta cárcel “volvieron a nacer” y emocionarse como nunca antes lo habían hecho tras descubrir otra vida más allá de los muros de la cárcel.
Esto fue posible gracias a los voluntarios del Movimiento Libertad, quienes sacaron a pasear por primera vez y lograron que vivieran una experiencia única.
El lugar elegido por fuel el bioparque Güembé, lugar en donde ni bien llegaron se echaron a correr y descubrir cosas hasta ahora nunca vistas, entre ellas ponerse en contacto por primera vez con una piscina o con diferentes animales.
“Las mamás no querían enviar a los niños, también les daba miedo la piscina, pero entendieron que esta podría ser tal vez la única oportunidad de que sus hijos conocieran una y así fue como en el paseo (a Güembé) la piscina les impactó muchísimo; igualmente pasó con los animales. Ellos solo han visto perros y gatos en toda su vida y quedaron fascinados”, expresó Camacho a El Deber.
Es que el hecho de tener que pasar sus días en una cárcel –esto debido a que el código de la niñez local establece que los niños menores de 6 años pueden permanecer con sus madres en la cárcel- hace que para muchos el mundo exterior sea algo completamente desconocido.
“Tienen otro lenguaje al resto de los niños, tienen el lenguaje de prisión y salir de paseo operó un cambio tremendo en ellos”, prosiguió Camacho.
Ver imágenes del paseo aquí (hacer click en galería):
Recuperar los sueños
La cárcel de Palmasola suele ser noticia en Bolivia. Es ahí donde de manera frecuente se suele hablar de drama y no han sido pocos los megaoperativos en procura de controlar la violencia y otros aspectos como el hacinamiento. Incluso ha sido señalada por diferentes episodios (denuncias de abuso de menores y hasta fuga de reos), aspecto que ha generado que no pueda haber más niños en centros penitenciarios para hombres.
En 2015 recibió de manera sorpresiva la visita del papa Francisco, algo que fue interpretado como señal de esperanza en medio de tanto dolor.
Hubo que esperar recién a 2018 para que la Policía pudiera retomar el control de un centro carcelario complejo. Es en medio de esta situación donde aún permanecen algunos niños que deben asimilar esta cruda realidad.
Y es aquí donde el trabajo que están haciendo estos voluntarios para logar que los niños puedan tener la oportunidad de recreación y paseos educativos se hace más que necesario. En definitiva, algo que representa la mejor manera de estimularlos para que comiencen a soñar más allá de una cárcel. Saber que más allá hay algo mejor.
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