Entrevista al Arzobispo de Rabat con motivo del viaje apostólico del papa Francisco a Marruecos (30-31 de marzo 2019)El papa Francisco en su mensaje al pueblo antes de su viaje apostólico de dos días a Marruecos insistió en que Dios creó a los hombres como hermanos para respetarse, a pesar de la diversidad y para proteger las gracias de la Casa Común.
El arzobispo de Rabat, monseñor Cristóbal López Romero, 66 años, salesiano, español, conversó con Aleteia sobre la visita del papa Francisco a Marruecos, los días 30 y 31 de marzo 2019.
¿Qué le diría al fiel de la calle y a esos cristianos que no entienden los gestos de cercanía, de diálogo del Papa hacia los musulmanes y el mundo islámico?
“Me causa una profunda tristeza constatar que hay cristianos que en lugar de ver en cada persona, sea de la religión que sea, un hermano, ven un contrario, un concurrente, un opositor o incluso un enemigo. Un cristiano debe tener grande el corazón para acoger en él a cualquier persona porque para un cristiano todos somos hijos de Dios y, por lo tanto todos somos hermanos.
Por desgracia, todavía persiste en muchas personas, sin excluir algunos cristianos, la idea de que el cristianismo y el islam son la coca-cola y la pepsi-cola disputándose el mercado religioso. Nosotros no somos enemigos, nosotros no estamos en concurrencia, en competencia, somos dos religiones que buscamos el encuentro con Dios y la fraternidad universal.
Las religiones no pueden ser un problema, sino deben ser solución del problema de la guerra, de la iniquidad que hay en el mundo, del ambiente que hay belicoso en todo el planeta. Hemos de construir la paz y como se dice en el documento de Abu Dabi: nadie tiene derecho a utilizar el nombre de Dios para matar o para lanzarse contra el otro.
Entonces a mí me causa mucha pena que hayan cristianos que no se alegren, que no aplaudan, que no se entusiasmen con estos gestos de fraternidad, de paternidad, de apertura a todos los hombres de buena voluntad que el Papa está haciendo repetidamente.
Creo que esos cristianos deben hacer un profundo examen de conciencia. Hace ya más de 50 años que el Concilio Vaticano II escribió sobre el mundo musulmán, sobre el islam y nos invitaba a todos los cristianos a ver en los musulmanes a hermanos con los que compartimos lo fundamental de la fe que es creer en Dios, en la vida eterna, creer en un Dios que premia y que nos espera a todos para formar parte de su familia”.
¿Podemos decir que Marruecos, país islámico, acogiendo el mensaje de paz del Papa también intenta desmarcarse del fundamentalismo y de la violencia?
La posición de Marruecos al respecto de lo que se vive a nivel mundial es contundente. Marruecos está por la paz, ofrece al mundo un ejemplo de un islam moderado, tolerante, abierto que quiere acoger a todos. Precisamente, este encuentro y esta invitación al Papa quiere inscribirse en este contexto y reforzarlo todavía más. El rey de Marruecos ha tenido múltiples actuaciones y declaraciones siempre promoviendo un islam que esté abierto a todos.
De manera que el enemigo no es el Islam, el enemigo si en todo caso existe, es el fanatismo, es el extremismo, es la radicalización, y es la manipulación y la utilización de Dios al servicio de intereses políticos o ideológicos.
Por ende esta visita tiene que ser un refuerzo a esa línea tanto desde la Iglesia católica, como desde el reino de Marruecos. Y el pueblo marroquí en su casi totalidad, y en su mayoría aplastante comparte esos valores de paz y de fraternidad. Nosotros podemos vivir en amistad, en cordialidad, con todos los marroquíes que nos rodean.
Por ello es lamentable que, por la insistencia de los medios de comunicación en algunos hechos que son puntuales y que no son representativos de la vida de una nación, haya personas que lleguen a la conclusión de que todo musulmán es terrorista, o lleguen a tener la impresión de que este país es inseguro, cuando yo me siento más en seguridad y tranquilidad en Marruecos que cuando regreso a mi país”.
Existen en el mundo varias manifestaciones de intolerancia y de violencia donde el otro es un enemigo antes que un interlocutor. ¿Como ayuda la revolución de la ternura que propone Francisco el dialogo interreligioso?
“El primer paso para poner en marcha la revolución de la ternura es acercarnos y conocernos, mientras veamos al otro desde lejos, sin rostro y sin nombre. Ese otro puede ser un enemigo, incluso le puedo disparar porque no tiene nombre, no tiene rostro, no sé quien es, no sé si está casado o soltero, si tiene hijos o padres, es un bulto, es nadie. Entonces le puedo disparar, le puedo hacer daño. En cambio, en el momento en que me acerco y le veo la cara y sé que se llama José, se llama Luisa, desde el momento en que sé quien es su familia, le escucho, me habla, nos saludamos. ¡Todo cambia!
Les cuento una anécdota. Un amigo mío vivía en Badajoz (España) y alquiló un piso con varios compañeros para hacer economías. Uno de ellos era musulmán, mi amigo era cristiano convencido. Un día su amigo musulmán, su compañero de piso, le dice: ‘yo estoy tan convencido que el Corán es la Palabra de Dios que si alguien me lo niega lo degüello’. Mi compañero le dio un cuchillo y le dijo: ‘empieza por mí’. Y el otro quedó frío y le dijo: ‘Pero no, cómo te voy a matar a ti, tu eres mi amigo, yo te conozco.’
Es decir, somos capaces de hacer cualquier disparate con otro, si ese otro es nadie para nosotros: no tiene nombre, ni rostro. Pero desde el momento en que nos acercamos, nos conocemos, compartimos nuestra vida y si es posible hasta nuestra fe, trabajamos juntos por hacer un mundo mejor, entonces todo cambia, descubrimos que somos hermanos y comenzamos a querernos y a demostrarnos, a darnos unos a otros, esos gestos de ternura.
Justamente en el islam el saludo que se prodiga muchísimo es: en el nombre de Dios clemente y misericordioso. Es decir, que esta ternura de la que habla el papa Francisco está perfectamente inserta también en la espiritualidad musulmana. Y tenemos que ayudarles a nuestros hermanos musulmanes a descubrir eso, juntos, ellos, nosotros, los judíos, todos los seres de buena voluntad que podamos llevar adelante esa civilización o esa revolución de la ternura en la que el amor sea más poderoso, que el odio y que la muerte”.
¿Qué papel juegan los medios de comunicación en la difusión de este viaje y en una mayor sensibilización de la necesidad del diálogo interreligioso?
“Los comunicadores católicos, y me incluyo porque soy periodista, haremos siempre bien en ser positivos, sin ignorar que hay mucho mal en el mundo, sin ignorar que hay muchas cosas a lamentar, sin embargo deberíamos poner más empeño en destacar el bosque que crece silenciosamente que el único árbol que cae estruendosamente […].
Nuestra misión como comunicadores católicos debería ser siempre la de de dar voz y ser altavoces de ese bosque que crece silenciosamente y que es el bien, que siempre es más poderoso que el mal, sin ignorar y sin ser ilusos porque sabemos que el mal existe, sin taparlo. Pero no puede ser que lo único que se escuche sea la voz del mal. Yo creo que nosotros somos portadores de una buena nueva, una noticia buena que es el Evangelio.