Su hermana mayor murió repentinamente y sin recibir los sacramentos, hecho que la marcó profundamente. Siendo una adolescente, se hizo terciaria franciscana y vivió con mucha austeridad , rechazando todos los beneficios y lujos que había tenido antes.
El Pontífice le concedió hacerlo formalmente. Y ella tuvo una visión de santa Úrsula, así que decidió llamar a su compañía Las Ursulinas.
Finalmente, en 1544 el papa Pablo III las reconoció (cuatro años después de la muerte de Ángela) y en 1565 se organizaron como Congregación.
Dicen que es la sanadora de la rabia y, aunque la aprecian mucho en Portugal, Francia y España, poco se habla de ella.
Dice la leyenda que fue una de las 9 hijas de Lucio Catelio Severo, régulo de Galicia y Portugal, y su esposa Calsia, quienes eran paganos y enemigos de los cristianos.
Calsia tuvo a sus 9 hijas en un solo parto. Y, temiendo que esto fuera visto como una infidelidad o una rareza por su esposo (que se encontraba de viaje), las mandó a arrojar a un río cercano.
Su partera se arrepintió en el camino y llevó a las niñas a un pueblo cristiano cercano para que distintas mujeres las criaran bajo su fe. Las nueve ofrecieron su virginidad al Señor.
Años después, en un período de extrema persecución a los cristianos en la región de Balcagia (hoy Bayona, en la costa gallega), las nueve hermanas fueron detenidas y llevadas a Lucio Catelio.
En plena amenaza de tortura si no abandonaban el cristianismo, él notó que se parecían mucho a su esposa. Indagó un poco más y descubrió que las nueve eran sus hijas.
Entonces se debatió entre su rol de padre y el de juez. Trató de convencerlas para que se volvieran paganas y le rezaran a sus dioses, pero no tuvo éxito. Enfurecido, las mandó a una torre y les dio un día para arrepentirse.
Las hermanas lograron escapar (dice también la leyenda que con ayuda de la Virgen) y cada una tomó un rumbo distinto; sin embargo, fueron apresadas y torturadas una por una.
En el caso deQuiteria , se había ido a un monte a vivir en oración.Pero tuvo la llamada de un ángel que le dijo que regresara a casa de sus padres.
Al llegar, ellos pensaron que se había arrepentido y le ofrecieron a Germano, un noble joven y rico, para casarse.
Ella se negó y dijo que su único esposo estaba en el Cielo. Así que su propio padre le pidió a aquel joven que vengara la ofensa cortándole la cabeza.
Quiteria volvió a escapar y logró llegar a los Montes de Toledo. Pero hasta allá la fue a perseguir Germano.
Ella intentó esconderse en un árbol y le pidió al pastor que se encontraba cerca que no la delatase.
No fue así y Quiteria fue decapitada , no sin antes pedirle al Señor que librase de rabia y furor a quienes se valiesen de su patrocinio.
Se le reconocen varios milagros , entre ellos, curar al pastor que la entregó, quien fue mordido por sus propios perros cuando ella fue asesinada.
4. Santa Anna Wang No hay muchas santas chinas en la Iglesia católica, pero esta adolescente es una de ellas.
Durante el Levantamiento Yihétuán, un movimiento en contra de la influencia foránea (principalmente de Occidente) en la cultura, comercio, política, religión y tecnología china , Anna fue una las mártires cristianas que se negó a renunciar a su fe.
Con tan sólo 14 años, fue líder de oración en un grupo de mujeres capturadas.
Dicen que como tenía sus dos brazos alzados y unidos para rezar, uno de sus captores le cortó uno para ver si dejaba hacerlo. Ella no se detuvo y le cortaron el otro.
Finalmente la decapitaron y hoy en día es una de las decenas de mártires asiáticos canonizados por la Iglesia católica.
5. Maria Gaetana Agnesi
Esta mujer italiana nació en una casa con privilegios y eso le permitió acceder a una educación de élite.
Sin embargo, lejos de ser otra mujer más de su tipo de clase social según la época, Agnesi se quiso dedicar al mundo de las matemáticas , una carrera pensada “para los hombres”.
A los 21 años ya hablaba varios idiomas y quiso entrar a un convento, pero su padre se lo negó y ella obedeció .
Sin embargo, tomó la decisión de retirarse prácticamente de la vida pública y se dedicó a leer y estudiar libros sobre religión y matemáticas.
Luego, ella misma escribió uno llamado Instituciones Analíticas , el cual fue traducido a múltiples idiomas, brindando grandes aportes en el área y convirtiéndose en la primera mujer en destacar en esta ciencia.
El papa Benedicto XIV fue otro que quedó impresionado con su talento, así que le pidió ser profesora en la universidad de Bolonia.
Sin embargo, tras la muerte de su padre, Agnesi no sólo debió cuidar de sus hermanos (unos 20) sino que prefirió dedicarse al trabajo comunitario y la religión.
Renunció a sus riquezas (no hay confirmación de que se haya convertido formalmente a religiosa) y fundó varios hospicios. Murió en uno de ellos años después.