Si te aturden los pensamientos negativos, hazte estas sencillas preguntas…El ritmo frenético de la vida puede impedirnos conectar con nuestras necesidades más profundas y nuestro verdadero sentir. Sin darnos cuenta, actuamos bajo la máxima “cuanto más hago, menos siento”, aunque la realidad es que, cuanto más hago, más evito conectar con lo que me hace sufrir.
Cuando paramos y hacemos silencio, empieza el aluvión de pensamientos y emociones que inundan nuestro ser. Y es ahí cuando los interrogantes, la ansiedad y los bucles de pensamientos autodestructivos toman las riendas. Alentan, en muchas ocasiones, la aparición de conductas evasivas y calmantes que eliminan, una vez más, el sufrimiento a corto plazo.
Párate a pensar
Quizá estés cansado de buscar soluciones a lo que te ocurre. Pero ¿te has parado a pensar qué te pasa y qué sientes?
Con frecuencia nos quedamos en un nivel de pensamiento poco práctico y objetivo. Son los llamados pensamientos irracionales: “estoy fatal”, “nada tiene sentido”, “soy lo peor”, “nadie me entiende”, “si hubiera hecho o dicho… esto no hubiera pasado”, “esto es por mi culpa”… No nos llevan a nada y suelen estar intoxicados por la interpretación que hacemos de los hechos según nuestros miedos, sentimientos de culpa, rabia, complejos de inferioridad o baja autoestima.
Obviamos que somos una unidad formada por un cuerpo, un corazón y una cabeza. Tenemos capacidad de decidir, de sentir y actuar de manera armónica, poniendo coherencia a lo que nos pasa, gestionando la emoción que producen los hechos y reaccionando de una manera adaptativa y sana.
Para ello, te propongo tres preguntas que te facilitarán conectar con lo que sientes, piensas y necesitas:
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¿Qué siento?
Escoge una situación que te produzca emociones desproporcionadas y escribe lo que sientes: rabia, miedo, tristeza, asco, impotencia, envidia, angustia, inseguridad, culpa…
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¿Qué pienso?
Esta situación te genera unos pensamientos que te desestabilizan, porque están basados en una interpretación subjetiva de los hechos. Haz una lista basándote en tres bloques: qué pienso de mí mismo, qué pienso del otro y qué pienso de la situación.
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¿Qué necesito?
Conecta con tus necesidades más profundas. Necesidad de afecto, descanso, silencio, comunicación, comprensión, escucha, límites, orden…
Son preguntas sencillas, que cambiarán tu manera de enfocar el problema. Prueba un camino diferente y toma el control de tu vida. El cambio empieza por ti.
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