Los restos del capitán Castagnari, fallecido en la Guerra de las Malvinas, ya descansan con los de su hijo, como siempre había anhelado
Por segunda vez desde el final de la Guerra de Malvinas, que en 1982 enfrentó a la Argentina con el Reino Unido de Gran Bretaña, un combatiente argentino caído en las Islas y allí sepultado fue trasladado a territorio argentino para el descanso eterno de sus restos. 36 años después. Ese era el deseo del capitán Luis Darío José Castagnari, cuyos restos fueron trasladados esta semana desde las Islas hasta la ciudad cordobesa de Río Cuarto.
“Si no vuelvo de Malvinas quiero que traigas mi cuerpo y me entierres junto a Gustavito”, le había dicho Luis a su esposa María Cristina antes de partir a la Guerra.
Se refería a su primer hijo, que había fallecido víctima de leucemia a los tres años. Pero desde entonces, y aunque el cuerpo de Luis había sido reconocido en el cementerio de Darwin cuando éste fue creado, María Cristina nunca había podido concretar su anhelo. Al cumplirlo, insistió en que no fue algo histórico, pero para ella, fue un momento de inmensa paz. Para los observadores, un inmenso gesto de amor esponsal.
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