Pocos reúnen sus condiciones humanas y por ello lo convirtió en blanco de la violencia selectiva
Fernando Alban, concejal del Municipio Libertador –capital venezolana- sede de todos los poderes públicos y territorio considerado bastión del chavismo acaba de morir en circunstancias muy oscuras. De más está recordar que, mientras un ciudadano se encuentre bajo la custodia del Estado, es el Estado quien carga con la responsabilidad de velar por su seguridad, integridad personal y dignidad. La versión oficial del gobierno, a través de la Fiscalía, es que el concejal se habría suicidado lanzándose desde el décimo piso de la sede del Servicio de Inteligencia (Sebin).
La Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos investigará la muerte del concejal del Área Metropolitana de Caracas, Fernando Albán, en el ámbito del informe que realiza el Consejo de Derechos Humanos sobre los abusos cometidos en el país. Lo acaba de confirmar en rueda de prensa Ravina Sahmadasani, portavoz de la Oficina, quien explicó que la muerte en custodia del concejal Albán será uno de los asuntos que incluirá la investigación sobre las violaciones de los derechos humanos que realizará la entidad.
La respuesta de la opinión pública se mueve entre la más absoluta incredulidad y la exigencia de una investigación imparcial sobre las circunstancias que rodearon el hecho. Los venezolanos están impactados e indignados ante la noticia.
La ONU exige a Venezuela una investigación sobre la muerte del concejal opositor Fernando Albán [Vía AFP] #9Oct.
— Carlos Zapata (@Zapatacar) October 9, 2018
La primera reacción vino del Cardenal Emérito de Caracas, Jorge Urosa Savino, amigo personal de quien definió como “un hombre pacifico, de sólidos principios y de fe católica (…) Me siento profundamente conmovido por la extraña, inesperada e inexplicable muerte del Concejal Fernando Alban”. En una nueva declaración, el prelado agrega hoy martes: “Es preciso que se abra una investigación imparcial que aclare las circunstancias de este trágico suceso y que, en caso de que haya habido un crimen, se apliquen las penas necesarias a quienes resulten responsables de su muerte”.
La Arquidiócesis de Caracas dejó conocer un comunicado, firmado por el cardenal Baltazar Porras, no menos tajante: “Hacemos del conocimiento de toda la comunidad nacional e internacional que el Concejal del Municipio Libertador de Caracas Fernando Albán era hombre de sólidos valores cristianos y compromiso con los pobres. Por todos es sabido que desde el viernes 5 de octubre había sido detenido por el Órgano de Inteligencia Venezolana (SEBIN). La información dada hoy por el Fiscal General de la República nos deja perplejos y llenos de dudas razonables ante la tesis de un supuesto suicidio, no corroborado por una investigación profunda y objetiva. Exigimos al Estado Venezolano que realice una investigación objetiva e imparcial sobre los hechos ocurridos en la sede del SEBIN en Plaza Venezuela, este lunes 8 de octubre”.
En lugar de eso, en presencia de cuatro fiscales del Ministerio Público, dos de ellos de delitos comunes, se realizó ayer lunes 8 de octubre la autopsia del concejal Fernando Álban. Durante el examen forense, realizado en la caraqueña Morgue de Bello Monte, también estuvo presente el director de la División contra Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Noel Ruiz.
Sin embargo, los familiares y abogados del concejal del municipio Libertador de Caracas no podrán tener acceso a los resultados de la autopsia hasta que tramiten el certificado de defunción. El procedimiento, nada imparcial y menos independiente, solo arroja más sombra de duda sobre la muerte del concejal, después de haber sido mantenido incomunicado por más de 20 horas. Sus compañeros y colaboradores hablan de asesinato y las organizaciones civiles lo califican de “crimen de Estado”.
Fernando era religioso. Muy creyente, insospechable de atentar contra su vida. Entusiasmado, venía de visitar a su hijo, estudiante en los Estados Unidos. Su esposa había quedado unos días más en el norte con el joven y él regresaba para incorporarse a sus responsabilidades de trabajo. De la nada, lo detienen en el aeropuerto y lo involucran en el supuesto atentado a Maduro, la carta bajo la manga que el régimen exhibe cada vez que se propone sacar del medio a un opositor molesto o decide aplicar “escarmientos” a un sector de la sociedad. Pasó con jueces, con estudiantes, con productores agrícolas…ahora con dirigentes políticos que se atreven a comentar la situación venezolana en el exterior.
Amigos, concejales, diputados del concejal #FernandoAlbán lloran a las afueras del SEBIN de Plaza Venezuela tras su presunto suicidio #8Oct pic.twitter.com/fcrIIDAvIq
— Luis Gonzalo Pérez (@luisgonzaloprz) October 8, 2018
La muerte de Fernando Albán ha sido muy sentida. La gente está sinceramente afectada. Era muy querido pues ayudaba a todo el que lo necesitara y siempre tenía una palabra amable y alentadora para quienes se le acercaban. Era lo menos parecido a un suicida, no solo por su energía y ganas de vivir, sino por su discurso optimista, animoso y estimulante hacia todos aquellos que se sintieran tentados por el desgano, la frustración o la desesperanza. La alegría cristiana vivía en él de manera permanente. Fernando era un católico comprometido y sabía que la vida la da Dios y sólo Él decide cuando acaba.
El mensaje de Fernando Albán, desde cualquier tribuna, era opuesto al estado anímico desmovilizador y depresivo que invade a los venezolanos. “A pesar de todas las duras pruebas que vivimos los venezolanos –predicaba- siempre hay esperanza”.
Yo conocí a Fernando Albán. Lo conocí en casa del Cardenal Urosa como hombre de Fe, como hombre de Dios, como laico comprometido, es decir: Como hombre incapaz de atentar contra su vida! Me uno a la consternada indignación de una Venezuela harta de muerte y hambrienta de justicia pic.twitter.com/Hb3v14tAHq
— Jesus Chuo Torrealba (@ChuoTorrealba) October 8, 2018
Era un tipo positivo y solidario, condición que lo impulsaba a emprender constantemente obras de asistencia a los más necesitados: “Hoy vivimos el momento más crítico de nuestra historia. Ni siquiera durante la guerra de Independencia ni la Guerra Federal hemos tenido niveles tan críticos de desabastecimiento y encarecimiento de la vida. Es por eso que debemos resaltar y reconocer la labor que todos estos buenos samaritanos llevan a cabo de manera silenciosa”, expresaba en público. Invitaba, con ocasión y sin ella, a forjarse un compromiso ante Dios, ante nuestros padres y familia, “a seguir siendo un Samaritano día a día”.
De igual forma pidía a ciudadanos y organizaciones a invitar a sus semejantes a convertirse en samaritanos. “Solo de esta manera lograremos el esperado cambio”.
El mejor tributo a Fernando, un político de esos que piensan que servir es el propósito de esta actividad para que sea noble y construya una sociedad más humana, es luchar porque la verdad salga a la luz, se haga justicia y Venezuela recupere la plena vigencia de la libertad y la democracia.
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