El violento terremoto que este 28 de septiembre ha devastado la isla indonesia de Sulawesi ya se ha cobrado la vida de más de 384 víctimas, además de cientos de heridos y desaparecidos, en un balance que todavía es provisional.
La zona más afectada es la de Palu, capital de la provincia de Sulawesi Central que, con una población de más de 300 mil habitantes, es una de las ciudades principales de la isla.
El tsunami posterior ha exacerbado la situación y creado problemas con las comunicaciones ya que se ha cortado la electricidad y esto obstaculiza los esfuerzos de búsqueda y rescate. Varios edificios se han derrumbado debido a las olas de hasta tres metros de altura.
“Indonesia es una nación muy grande y nuestra comunidad, en Flores, está a miles de kilómetros del epicentro. Estamos intentando ponernos en contacto con nuestros hermanos de comunidad para que a su vez puedan darnos algunas actualizaciones y preparar las intervenciones”, dice el padre Aris Miranda, director ejecutivo de la Camillian Disaster Service International (CADIS), fundación de los padres camilos que trabaja en los contextos más vulnerables.