Y otras 5 curiosidades que tal vez no sepas.Pablo Picasso (Málaga, España 1881-Moulins, Francia, 1973) es un personaje poliédrico, con una intensa vida. Una reciente exposición en la Tate Modern de Londres y las continuas publicaciones sobre su trayectoria, nos han dado a conocer algunas curiosidades sobre él.
El padrino que nunca te imaginas
No destacó por su vida cristiana ni por su ejemplaridad; sin embargo, llegó a ser padrino de bautizo de un importante escritor francés. Se trata de Max Jacob (1876-1944), un escritor y pintor al que conoció en París. Jacob y Picasso frecuentaban los mismos círculos y un estilo de vida bohemio. Max Jacob fue cubista, surrealista y dadaísta.
Pero a Jacob, de origen judío, le entró la inquietud religiosa y finalmente en 1914 se convirtió a la fe católica. Al pensar en quién iba a ser su padrino de bautizo, en su ambiente todos eran bastante descreídos, pero decidió acudir a su amigo Pablo Picasso. La razón resulta un poco sorprendente: Jacob pensó que como era español tendría la fe católica más interiorizada que cualquier otro. Y así fue como el pintor malagueño acompañó a su amigo en un momento tan decisivo.
Amor incondicional por los animales
Le encantaba estar rodeado de pájaros y otros animales. De hecho su vida y su obra están repletas de animales. Su padre le enseñó a alimentar y pintar palomas. Su cuadro “Paloma de la Paz” (Dove of Peace) se usó como emblema en la Primera Conferencia Internacional de Paz en 1949. Su segunda hija se llamó Paloma, que en español es la traducción del inglés “dove”.
Tuvo perros a su lado y les quería como acompañantes al largo de su vida. Tuvo terriers, poodles, un boxer, un mastín de los Pirineos (Bob), un pastor alemán, un afgano…
El más conocido fue el perro salchicha Lump. Vivió con él hasta que el artista murió, en 1973. Era el único que el artista aceptaba en su regazo.
Fue el comisario de su primera retrospectiva
No era nada usual preparar una retrospectiva en los años 30 de un artista que no había fallecido. Y lo insólito es que él mismo fue el comisario de la exposición en las Galerías Georges Petit en París. Matisse, su rival, había expuesto en esta galería un año antes.
Escogió él mismo sus obras y no las puso en orden cronológico, sugiriendo al espectador que todas eran igual de importantes. La gran presencia de cuadros de Marie-Thérèse Walter fue una clave de lectura para los críticos, que entendieron que una nueva mujer había entrado en su vida. De todos modos, su mujer e hijos también ocuparon una parte importante de la exposición, que viajó a la Kunsthaus de Zürich donde el psicoanalista Carl Gustav Jung hizo una demoledora crítica aludiendo a la esquizofrenia del artista. El resultado fue que los cuadros gustaron mucho al público, pero sólo se vendió uno en Zürich y ninguno en París.
Se convirtió en una celebridad ya en vida
En el momento de la retrospectiva en 1932, los críticos discutían si era más un artista del pasado que del futuro. A los 50 años ya era un artista consolidado. Paul Klee lo llamó “el pintor de estos tiempos”. La Enciclopedia Larousse le incluyó en su nueva edición. En los años 30, mientras el resto del mundo vivía rezagado por la Gran Depresión, él no reparaba en gastos. Su ropa de lana hecha a medida por los sastres en Savile Row en Londres, su coche Hispano-Suiza y sus gustos refinados no disminuyeron.
Pintaba un cuadro en pocas horas
“Mujer desnuda en sofá rojo” es un cuadro de grandes dimensiones pintado en el verano del 1932, quizá sólo con pocas horas. Es uno de los cuadros de la serie que dedicó a Marie-Thérèse Walter. En el cuadro el artista escribió la fecha, dato que los investigadores de su obra achacan a la voluntad de Picasso para hacernos pensar que lo pintó en un solo día.
No sólo pintor: escultura y teatro
A lo largo de su carrera fue un devoto escultor. En 1930 compró una casa en Boisgeloup, cerca de París. Alejado del mundanal ruido, tuvo tiempo para esculpir en un antiguo establo.
Fue escritor y colaboró con el artista Jean Cocteau, con el compositor Erik Satie y con el fundador del Ballet Russo Sergei Diaghilev. Escribió también dos obras surrealistas de teatro e implicó a Jean-Paul Sartre, a Simone de Beauvoir y a Albert Camus.
Se le asoció con muchos escritores en París, como Guillaume Apollinaire y Gertrude Stein. Pero, ¿saben qué? El fotógrafo Brassaï puntualizó que “nunca nadie vio a Picasso con un libro en las manos”.