Deyanira Ballestas Chivará, profesora de un colegio público de una zona olvidada, es el caso más reciente de amenazas de muerte contra líderes sociales y defensores de derechos humanos en Colombia.
Mientras millones de aficionados observaban por televisión el partido en el que su selección nacional fue eliminada por Inglaterra del Mundial de Fútbol, un hombre la llamó por teléfono para advertirle: “Qué pena con usted señora Deyanira Ballestas, se tiene que ir de esta región o la asesino. Usted sabe que nosotros acá asesinamos a los que nosotros nos dé la gana, ¿entendió?”.
La maestra, que no perdió la compostura pese a la intimidación y las palabras soeces de su interlocutor, grabó la conversación, la entregó a las autoridades y a las pocas horas, para protegerla junto con su familia, fue trasladada a otra población. Según versiones oficiales, además de haber mejorado el nivel académico del Colegio Técnico Agropecuario y Comercial, en San Pablo, la educadora era reconocida por su liderazgo social entre la comunidad. Así lo había hecho en Santa Rosa del Sur, otro pueblo del departamento de Bolívar, norte de Colombia, de donde también tuvo que salir por amenazas.
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Su caso es similar al de muchos dirigentes que debieron renunciar a su activismo, huir de sus pueblos para refugiarse en ciudades o arriesgarse a morir baleados por paramilitares, guerrilleros del ELN, disidentes de las Farc y otras organizaciones criminales. En la mayoría de los casos, estos grupos protegen cultivos de coca, cuidan laboratorios para el procesamiento de cocaína, vigilan las rutas del narcotráfico o trabajan para grupos que explotan ilegalmente algunas minas de oro.
Horas antes de las amenazas contra Deyanira fueron asesinados a bala otros dos dirigentes en zonas alejadas de los grandes centros urbanos. La primera víctima fue Felicinda Santamaría, presidenta de la Junta Comunal del barrio Virgen del Carmen, en Quibdó, capital del Chocó, una región en el litoral Pacífico de Colombia con altísimos niveles de pobreza. Según el Canal Caracol, Felicinda habría sido asesinada por no asistir a una reunión con delincuentes.
En Palmar de Varela, un pequeño pueblo del Atlántico, al norte de Colombia, también fue asesinado Luis Barrios Machado, un hombre de 55 años que lideró campañas ambientales y denunció la venta de estupefacientes en puntos clave de su municipio. De acuerdo con el diario El Heraldo, Barrios Machado fue baleado por un sicario cuando descansaba en su casa.