Una especial vocación fuera de los monasterios que reconoce una forma de consagración a las mujeres vírgenes, antes reservada solo para las monjasSon mujeres que eligen ser vírgenes y permanecen en su contexto ordinario de vida para evangelizar y servir. Estas consagradas viven solas o en comunidad.
Algunas se dedican a enseñar, al servicio en los hospitales o en las misiones, sin ser monjas. Son alrededor de 5.000, según datos del 2016, y viven en todos los continentes.
Las “vírgenes consagradas“ ofrecen el propio testimonio de vida en el ámbito de la sociedad y de la Iglesia”, en palabras del prefecto de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y la sociedad de vida apostólica, el cardenal João Braz de Aviz.
El Vaticano publicó en 2018 la Instrucción “Ecclesiae Sponsae Imago” sobre el “Ordo Virginum” que disciplina su vocación. Se trata de la primera “instrucción de la Sede Apostólica que profundiza sobre las características y la disciplina” de esta forma de vida consagrada. El texto salió a luz tras el Rito litúrgico y las normas que aprobó Pablo VI.
El nuevo rito de Consagración con el cual una virgen se consagraba a Dios como “imagen de la Iglesia esposa de Cristo” fue aprobado hace 50 años (mayo de 1970) por mandato de papa Montini. Sin embargo, era una tradición enraizada en el cristianismo de los primeros siglos.
Así, tras el Concilio Vaticano II y después de siglos, se concedió esta forma de consagración a las mujeres vírgenes, antes reservada solo para las monjas.
Ecclesiae Sponsae Imago quiere ayudar a descubrir la belleza de esta vocación y a mostrar cómo el Señor “transfigura la vida de tantas mujeres” todos los días, ilustró el cardenal João Braz de Aviz.
El documento es una guía dirigida a los obispos y a las vírgenes consagradas” y a las mujeres en formación. El también texto de promoción está dirigido a aquellas mujeres interesadas en esta “peculiar vocación”, explica el secretario de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y la sociedad de vida apostólica, monseñor José Rodríguez Carballo, O,F.M.
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Imágenes de la ceremonia de una virgen consagrada:
Antiguo Testamento
“Algunos pasajes en el Nuevo Testamento dan testimonio de que ya en las comunidades apostólicas, había mujeres que, aceptando el carisma de la virginidad, lo abrazaron como una condición permanente de vida para ocuparse con un corazón no dividido de las cosas del Señor”, agregó.
“Junto con otras formas de vida ascética, la elección de la virginidad floreció de manera espontánea en todas las regiones en las que el cristianismo se extendió, teniendo las características de un estado de vida públicamente reconocido en la Iglesia como Ordo virginum, con una expresión similar a los utilizados para indicar a otros Ordenes (Ordo episcoporum, Ordo presbyterorum, Ordo diaconorum, Ordo viduarum)”, expresa el secretario de la Congregación para los Institutos de vida consagrada.
Significado
Monseñor José Rodríguez Carballo explicó el significado que tenía esta vocación en las primeras comunidades cristianas, el grado de admiración que alcanzó entre los creyentes cristianos, pero que también fue motivo de persecución y de martirio.
La vírgenes consagradas recibían el titulo de esposa de Cristo: en ellas, en efecto, se reflejaba la imagen de la Iglesia, virgen porque conserva intacta la fe, esposa por estar indisolublemente unida a Cristo su Esposo, madre porque el Crucificado Resucitado genera en ella la nueva vida según el Espíritu.
Martirio
Durante la persecución de los cristianos, numerosas vírgenes cristianas enfrentaron el martirio; más tarde, esa decisión virginal continuó rodeada de gran consideración y estima. Desde el siglo IV, ese estado de vida se consolidaba con el rito solemne de la consagración virginum, presidido por el obispo diocesano.
Vida familiar y social
Las vírgenes consagradas se mantuvieron en su entorno familiar y social, y participaban activamente en la vida de la comunidad cristiana.
Mantenían un nexo con el obispo, que expresa el carácter escatológico de la Iglesia, la Esposa purificada y santa por el amor del Esposo, vigilante de su regreso glorioso y anticipadora del encuentro con Él.
Durante la Edad Media, las vírgenes consagradas se reunieron poco a poco en los monasterios debido al surgimiento del monaquismo y por razones históricas y culturales complejas.
Fue de esta manera que en el derecho canónico el estado de la vida consagrada femenina llegó a identificarse con la vida contemplativa de clausura.
Monasterios
El ritual de consecratio virginum, utilizado sólo en algunos monasterios, se enriqueció en su forma de celebración, pero confinado a la comunidad monástica afectó el vínculo con la comunidad cristiana, característica de la comunidad primitiva que tenía una referencia directa a la autoridad episcopal.
Esta situación perduró hasta el Concilio Vaticano II, solo con algunas excepciones.
Concilio Vaticano II
Tras el Concilio, se sentaron las bases para la revisión del rito y la Congregación para el Culto Divino del Vaticano promulgó el nuevo Ordo donde estaba prevista la posibilidad de consagrar mujeres que permanecen en su normal entorno de vida.
“Muchos siglos después de su desaparición y en un contexto histórico totalmente cambiado, en donde se producían procesos de profunda transformación de la condición femenina en la Iglesia y en la sociedad, esta antigua forma de vida consagrada revelaba una sorprendente fuerza de atracción”.
El Concilio Vaticano II respondió al deseo de muchas mujeres que querían dedicarse totalmente al Señor y a los hermanos, y también al “redescubrimiento contextual de la identidad propia de la Iglesia particular en la comunión con el único Cuerpo de Cristo”.
En el documento se explica que “la virginidad cristiana se sitúa así en el mundo como signo manifiesto del reino futuro porque su presencia revela la relatividad de los bienes materiales y la transitoriedad del mundo”.
La Iglesia indica en esta nueva instrucción que “las mujeres que reciben esta consagración son llamadas a vivir en docilidad al Espíritu Santo, a experimentar el dinamismo transformador de la Palabra de Dios que hace de tantas mujeres diferentes una comunión de hermanas, y anunciar el Evangelio”.
“A María, icono perfecto de la Iglesia, las vírgenes consagradas vuelven sus ojos, como estrella que orienta su camino. A su materna protección la Iglesia las confía”.
En 2020 se conmemora el 50 aniversario del Rito.
Vídeo de la misa con el ritual de consagración de una virgen de la diócesis de News Orleans: