A lo largo del año litúrgico de la Iglesia, los sacerdotes llevan diferentes colores en sus vestiduras. Los colores no son arbitrarios, sino que reflejan un significado profundo para señalarnos una temática espiritual específica.
A continuación disponen de una guía visual de los colores del año litúrgico, con el simbolismo que alberga cada color.
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El color que predomina en misa
Desde tiempos antiguos, siempre que un sacerdote celebraba el sacrificio de la misa, usaba una prenda grande parecida a un poncho llamada casulla (del latín casubla, 'capa con capucha’) que cubría su ropa ordinaria.
Esta vestimenta se desarrolló a partir del atuendo romano común de un granjero, que llevaba un poncho amplio para protegerle de los elementos.
En el siglo VIII, la casulla se reservó para miembros del clero y, unos pocos siglos después, se emplearon colores determinados.
Los colores se establecieron para destacar diferentes verdades espirituales según el día del calendario eclesiástico.
De esa forma, cuando alguien asistía a misa podía reconocer de inmediato el color y asociarlo con la temporada o día que se celebrara.
Así se guiaba a las personas hacia un entendimiento más profundo de la fe y reforzaba la lección espiritual de turno que estuviera de relieve.