Se les perdió el rastro
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Los reportes son confusos. Por todos lados se echan culpas. Los demócratas a Trump y Trump a los demócratas. El presidente dijo que los demócratas eran los autores de la “horrible ley” que separa a los niños migrantes de sus padres en la frontera sur de su país. Los demócratas –y la prensa– le recuerdan a Trump que fue su gobierno quien anunció la “tolerancia cero” con los menores migrantes apenas hace un mes.
En medio de este fuego cruzado de acusaciones y relevo de responsabilidades, hay cerca de 1,500 niñas y niños centroamericanos a los que, tras cruzar la frontera de México, “se les perdió el rastro”. Las redes sociales echaron humo ante este número. En muy poco tiempo se hizo viral, por ejemplo la etiqueta #WhereAreTheChildren (#DóndeEstánLosNiños) y corrió “como reguero de pólvora” la “noticia” que los menores habían sido arrebatados de los brazos de sus padres en la frontera y luego se habían perdido.
¿Es cierto que el gobierno estadounidense “arrancó” de los brazos de sus padres a estos menores, y ahora no sabe ni dónde están?
The New York Times (NYT) en Español, en un largo reportaje sobre este tema ha señalado que no es así; que lo que pasó es que el gobierno se dio cuenta que el año (fiscal) pasado que “había perdido el rastro de 1,475 niños migrantes que habían sido colocados con patrocinadores” en toda la Unión Americana.
Este dato forma parte de la declaración en un testimonio ante el subcomité del Senado en abril de 2018. Y algo más: esos menores cruzaron la frontera de México con Estados Unidos sin la presencia de sus padres. De acuerdo con datos oficiales, viajaban solos desde Guatemala, Honduras o El Salvador (principalmente), huyendo de los grupos de delincuencia organizada, de los innumerables cárteles del narcotráfico, sobre todo, de la violencia de las pandillas y la violencia doméstica.
Los funcionarios del Departamento de Salud y Servicios Humanos, que supervisa la reubicación de refugiados, comenzaron a hacer llamadas desde el año pasado para determinar qué había sucedido con 7,635 niños que el gobierno había ayudado a colocar entre el mes de octubre y finales del año pasado.
Como resultado de esas llamadas, los funcionarios descubrieron que solo 6,075 niños seguían con sus patrocinadores; 28 de ellos habían huido, cinco habían salido de Estados Unidos y 52 habían sido reubicados para vivir con alguien que no era un patrocinador. No se sabe dónde está el resto: 1475 menores. “Es posible que algunos de los patrocinadores adultos sencillamente hayan decidido no responder a la agencia”, porque ellos mismos no tienen sus situación legal en regla, dice en su reportaje NYT.
Perder el rastro de los niños que llegan a la frontera solos no es un fenómeno nuevo. En 2016, un informe del inspector general estadounidense mostró que el gobierno federal pudo ponerse en contacto con solo 84 por ciento de los niños que había colocado, por lo que no se supo el paradero de 4,159 menores, indicó el rotativo en su reportaje.
Entonces, ¿de dónde sale la “información” que el gobierno de Trump se los “arrebató” a sus padres?
Probablemente se deba a que “se ha diseminado la idea de que el gobierno de Trump separa a niños de sus padres para después perderlos”, aduce el reportaje de NYT. Y es que el procurador general de Estados Unidos, Jeff Sessions, anunció una nueva política de “tolerancia cero” a principios de mayo, que incluye la imposición de sanciones penales con el propósito de disuadir a las familias centroamericanas de tratar de cruzar la frontera de manera ilegal.
Si una madre o un padre están con un hijo cuando son detenidos por el delito de ingresar al país de manera ilegal, el menor no puede permanecer con el padre. Cientos de niños migrantes ya fueron separados de sus padres en la frontera desde octubre y la nueva política seguramente resultará en que esa cifra aumente. “Si no quieres separarte de tus hijos, entonces no cruces la frontera ilegalmente con ellos”, dijo Sessions.
Pero, ¿y los 1,475 niños a los que “se les perdió” el rastro? ¿No pueden estar en manos de contrabandistas, abusadores, delincuentes, tratantes de personas, en prostíbulos o en algún lugar todavía más peligroso del que huyeron? El Departamento de Salud y Servicios Humanos, “siempre ha dicho que, jurídicamente, no es responsable de los niños después de que la oficina de refugiados los deja en libertad. Sin embargo, ahora el Congreso de Estados Unidos analiza las salvaguardas de la agencia”.
*Con información de The New York Times en Español*