Mileva Marić, primera esposa de Albert Einstein, decidió por amor quedar en un segundo plano profesional. Pero Einstein no se lo agradeció como merecía.
“El clima aquí no me conviene en absoluto, y cuando falto al trabajo me lleno de pensamientos oscuros. En otras palabras, echo de menos tenerte cerca para que me mantengas gentilmente en control y evites que divague”. Son palabras de Albert Eisntein dirigidas a su primera esposa, Mileva Marić Einstein, que se leen en una carta remitida por él desde Milán el 2 de octubre de 1899.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto contribuyó la primera esposa de Einstein a sus logros. Sin embargo, por los indicios podemos considerar que sí actuó como colaboradora imprescindible en los trabajos del Nobel.
Las vidas de Mileva Marić y Albert Einstein estuvieron unidas también en el aspecto profesional ya que ambos eran científicos interesados en la Física. Seguramente fue el modo de ser de cada uno lo que hizo que Einstein se sintiera necesitado de ella, tal como refleja en algunos escritos.
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