Sor María Ludovica empezó en cocina, la ropería, y la despensa, pero pronto solicitaron que administrara el hospital, que se posicionó como una de las grandes referencias pediátricas de Argentina
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Los hospitales suelen llevar nombres de renombrados e ilustres doctores y académicos, de las comunidades de inmigrantes para los que fueron creados, y si fueron impulsados por alguna familia religiosa, probablemente, de su santo fundador. Pero en La Plata, Argentina, uno de ellos reconoce con su denominación a quien alguna vez fue su cocinera.
Se trata del Hospital Interzonal de Agudos Especializado en Pediatría Sor María Ludovica, o como se lo conoce popularmente, el Sor María Ludovica.
El Hospital de Niños de La Plata nació en 1889, para atender a las crecientes demandas de la recién fundada ciudad de las diagonales, capital de la provincia de Buenos Aires.
Por esos años, del otro lado del Atlántico, en el pueblo de los Apeninos Centrales San Gregorio, Italia, Antonina de Angelis tenía 9 años y cumplía en su hogar una importante labor ayudando a sus humildes padres a cuidar de sus hermanos menores. Cuentan las biografías que Antonina no recibía una buena educación formal, pero su vocación religiosa iba creciendo.
En 1904 Antonina ingresó en el noviciado de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, en Savona, y a los 4 años, ya como María Ludovica, habitaba en la ciudad que con el tiempo la reconocería como uno de sus máximos emblemas.
Junto con cuatro hermanas, fue destinada al Hospital de Niños de La Plata. El Hospital era básicamente dos salas de madera con espacio para 60 camas de niños. Su misión tenía que ver con la cocina, la ropería, y la despensa.
Pero en sus pequeñas labores sobresalían la responsabilidad y la amabilidad, y el Dr. Carlos Cometto, ilustrísimo médico de principios de siglo XX, advirtió rápidamente sus cualidades, y la comenzó a pensar como administradora del nosocomio.
Al principio Ludovica rehúsa, pero tras el fallecimiento de la superiora, el Dr. Cometto, acompañado por otros médicos, visitan a la Madre Provincial para solicitarle que delegue en Ludovica las responsabilidades, y por obediencia Ludovica acepta.
Bajo su impulso, el hospital creció en camas, consultorios y tecnología, y se fue posicionando como una de las grandes referencias pediátricas del país.
Sor Ludovica encabezó además la erección de una capilla, la organización de una granja que proveyese de alimentos al hospital además de dar trabajo a los chacareros, entre otras iniciativas.
Falleció el 25 de febrero de 1962, después de décadas de entrega y servicio al Hospital de su ciudad adoptiva, que rebautizó su hospital de niños en honor a quien abnegadamente dio toda su vida por él.
Sor Ludovica fue beatificada por Juan Pablo II en 2004, en la última ceremonia de beatificación que encabezó aquel Papa.
El milagro que llevó al reconocimiento involucra a una a niña con espina bífida con los miembros inferiores severamente afectados que igualmente pudo caminar, y que luego ante el malfuncionamiento de un riñón debía someterse a una operación para su extirpación, pero a último momento el riñón sanó.
Ludovica desde el cielo continuó obrando para ayudar a que sanen sus hijos, todos los niños del Hospital de Niños de La Plata. Aún hoy, lo sigue haciendo.