Iván, pese a su parálisis cerebral, lucha día a día por alcanzar sus sueños.
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Iván tiene parálisis cerebral. Por su encefalopatía crónica no evolutiva, para desplazarse necesita de una silla de ruedas. Y para comunicarse, de su mirada. Con ella puede escribir en un alfabeto calibrado para seguir sus ojos con suma precisión.
Aún con las limitaciones que su condición aparenta, Iván se ganó el derecho, por mérito propio como aclaran desde su colegio, de ser un abanderado por el mérito académico. A los 17 años, y en un emotivo acto del Instituto ORT Argentina al que asiste, fue abanderado y reconocido por su desempeño.
Cursó la primaria en el colegio Arlene Fern, y cursa la secundaria en el ORT. En ambos institutos tuvo compañeros que pese a no tener sus imposibilidades motoras, lo acompañaron y aprendieron con él.
Su mamá reconoció en un reportaje del diario La Nación la importancia que tuvo la educación inclusiva para que Ivan pueda salir adelante.
“Me impresiona el entusiasmo que le ponen a la relación, cómo adaptan todo tipo de situaciones para que yo pueda participar. En todo me hacen sentir uno más”, dijo el mismo Iván al diario argentino.
La incidencia de la patología de Iván es de 2 a 2.5 por cada mil niños nacidos vivos. Bien acompañados desde niños, las personas que la sufren pueden lograr grandes avances en su capacidad de relacionarse con los demás, pudiendo integrarse a los colegios y a distintas actividades culturales y deportivas, además de limitar atrofias y otros tipos de problemas que afectan a quienes sufren parálisis cerebral.
Para ayudarlos, es fundamental el trabajo conjunto entre la familia, profesionales de la salud, y de la educación. Y de tecnologías…
El desarrollo de tecnologías que emulan el desplazamiento de un cursor en una pantalla a partir del movimiento de los ojos permite a los niños expresar ideas simples, y en la medida en que van aprendiendo a leer, expresar ideas más complejas a partir de la creación de palabras como si fuese una escritura en un teclado.
Acaso inspirado por quienes lo hicieron antes que él, el sueño de Iván de “ayudar a las personas discapacitadas, creando inventos que puedan facilitar la vida cotidiana”.
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