Manual de supervivencia por si un día te tienta la idea de ser perfectaSirva este artículo como portazo en las narices de todos aquellos que exigen a la mujer que sea perfecta. Hiperperfecta. Pluscuamperfecta. Las 24 horas del día.
Hollywood ha hecho mucho daño. Nos ha convencido de que podíamos con todo: profesional perfecta, esposa perfecta, amante perfecta, madre perfecta, amiga perfecta… y no por separado sino todo junto y al mismo tiempo. Lo nuestro, en teoría, debería ser una figura poliédrica pero acaba convertido en una bola de papel de aluminio aplastado cuando no en un charco de puro agotamiento. Nos imponemos tantos objetivos y obligaciones que nuestro peor enemigo acaba siendo la voluntad de quedar bien ante todos y a todas horas.
Las mujeres estamos afrontando (problemas del primer mundo, me refiero) cómo hacer compatible en el día a día las diferentes esferas en las que nos toca vivir. Para una mujer -por tanto, con cerebro de mujer- no se dan compartimentos estanco sino que es muy fácil conectar una cosa con otra: somos capaces de recordar la hora en que la abuela toma una medicación (y llamarla), actualizar el excel del plan de negocios antes de la próxima reunión con un cliente, comprar billetes de avión, gestionar el cambio del aceite del coche en el taller, llamar al banco para tantear si el crédito fluye y ya ir pensando qué platos cocinar por Navidad. Saltamos de un tema a otro, tomamos nota donde mejor nos va (agenda, post-it en el espejo del baño, imán en la nevera) y esa movilidad neuronal se activa y desactiva sin más.
El problema empieza cuando creemos que esa capacidad no tiene límite. Así que vamos a tocar unos cuantos aspectos para ver cómo andamos, si camino a la perfección o derrapando.
Tu edad
No es lo mismo tener 20 que 30 que 40. Como no es cierto que la de 20 “hace más” que la de 50. Con la experiencia, una aprende a simplificar, jerarquizar y… dejar para NUNCA cosas que antes parecían imprescindibles. Cuando una es joven dispone, en principio, de más energía física, cierto. Pero la sabiduría consiste en emplear las fuerzas que tienes: o sea, optimización de recursos. Lo que ya no cabe fuera del cajón de la optimización, fuera.
Hay que ser hábil para emplear el tiempo en cosas que más adelante ya no nos será tan cómodo llevar a cabo: a los 20 organizas una fiesta en casa para 50 personas hasta las 6 de la madrugada, por ejemplo, y te hace una ilusión loca cocinar al horno todos los cakes y mostrar los manteles de hilo y vainica de la abuela. Te aseguro que a los 40 ya tendrás el número de teléfono de pizzas a domicilio, habrás reunido un equipo de adolescentes voluntarios para colgar globos y la mantelería quedará en el cajón de tesoros familiares para dar paso a un divertido mantel de tejido que escupe manchas. En definitiva, sé práctica con tu edad y tu energía física. Evita la extenuación de los montajes conforme vayan pasando los años. Y sin complejos.
Tu tiempo
Dedica tus horas a lo más importante (igual que No es No, 24 son 24, recuerda). ¿Quieres que en tu casa todo el mundo lleve la ropa bien planchada? Desde luego. Con el tiempo, quizás veas que te compensa contratar a una empleada que en tres horas te hace desaparecer el montón de ropa seca y arrugada. ¿O sigues pensando que por hacer eso vas a ser menos buena esposa y madre de familia? Si con eso ganas tiempo para algo de mayor valor para ti y tu familia, avanti. No te dé vergüenza pagar con dinero la mejor opción para la organización de tu vida.
Tu partido ante la tv
Haz pedagogía de lo que cuesta hacer las cosas. No para dar lecciones sino para que sepan valorar en casa lo que se hace. Es curioso cuando alguien propone cenar ante el televisor para ver un partido, te ofreces para saber qué apetece cenar y el amigo dice “nada, algo sencillo, una tortilla de patatas“. ¿Perdón? ¿Ha dicho tortilla de patatas? ¿Sabes, amigo, que como mínimo se necesita media hora para elaborar una tortilla de patatas? Sí, media hora. No es como una bolsa de patatas chips o una lata de cerveza. A no ser que quieras una precocinada, que entonces ya hablamos de otra cosa. El caso es que tu amigo debería tener presente que muy posiblemente tú también quieres ver el partido. Así que, en ese momento, defiende la perfección del sofá y la manta.
Tu condición femenina
Los embarazos llevan su tiempo de recuperación postparto. Es cierto que algunas mamás se ponen en marcha a los tres días. Pero nadie mejor que tú y tu médico para pautar la puesta a punto. Nuestro cuerpo no es una máquina, ni siquiera va a responder igual en el primer embarazo que en cualquiera de los posteriores.
Aparte de los embarazos, cada mes (lunar) ya supone para muchas una movida. Las hormonas, los días fértiles, los dolores premenstruales, el nerviosismo, la migraña… Pese a toda la literatura escrita y descrita sobre el tema, no he visto yo menos aguante ante el dolor que a un señor de negocios preocupado porque tiene una gripe: eso le parece que ya es la visita de los cuatro jinetes del Apocalipsis. La aprensión es cosa masculina, sí, aunque ellos lo nieguen. Y las consultas médicas por internet también.
Sé consciente, por ejemplo, del umbral del dolor que tienes. Hay mujeres que resisten muy bien cada mes mientras que otras deben trampear con paracetamol y algo de cama.
Tu energía vital
Cada una se conoce su cuerpo. ¿Eres A o B? ¿Te levantas por la mañana y comienzas las tareas con entusiasmo o eres como una tortuga hasta que no te has tomado tres cafés? Según seas A o B, también deberás pensar en cómo va a ser tu tarde y tu noche. No aspires a ser mujer enérgica a las 8 de la mañana y también a las 12 de la noche. Busca opciones: un pequeño descanso, un reponer fuerzas a mediodía…
No quieras abarcar más de lo prudente. Elastic Girl solo hay una y es la mamá de los Increíbles, o sea, de película. Pero tú y yo somos de carne y hueso y llegamos a lo que llegamos. Compra en el súper, reunión de proyecto, visita a cliente, trabajo de media jornada en una tienda, visita al futuro colegio de los niños, asistencia al festival de fin de Navidad, lavadoras, llamada a una hermana… ¿Crees que puedes con todo? Si es que sí, adelante. Pero si es que no, toma el rotulador mental y tacha. Resulta liberador. Quedan tareas para mañana pero la paz que te va a dar hoy te hará ver el futuro con otra energía.
Tu belleza física
Si conforme pasan los años ves que tu cuerpo se transforma, bienvenida al mundo real. Ya sé que no le ocurre a Naomi Campbell ni a Kim Kardashian ni a la tercera esposa de Donald Trump, pero si quieres jugar en esa liga entonces mejor acudes a la clínica Ivo Pitanguy y ahí te pasan por el barbiemolde sin problemas. Es un tema que hemos hablado cientos de veces. Las actrices, las modelos… cada vez son más jóvenes. Bueno, cada quien tiene su photoshop incluso en las aparentemente espontáneas selfies. Cirugía estética + Photoshop = alicatada quedas. ¿Has pensado cómo es Shakira cuando no se pinta y no se ha peinado? Entonces, ¿por qué sufres, mujer?
¿Y si hablamos de enfermedad? Dice un conocido mío que si superados los 40 un día amaneces sin que te duela nada, es que te has muerto. Hay limitaciones que aparecen a partir de los 35 independientemente de lo saludable que haya sido nuestra vida. Algunas se llevan en los genes pero estos no se expresan hasta bien entrada la madurez. Hacer frente a la enfermedad es todo un horizonte para el que conviene estar preparado, hacer prevención y, si nos alcanza, saber ver en ella los aspectos positivos que se puedan derivar. Casi siempre, eso sí, supondrá un frenazo o un cambio de ritmo: hay que aceptarlo y jugar las cartas.
Esto no queda así. To be continued…