Las manos son una pieza fundamental de nuestro cerebro y tienen un papel fundamental en nuestra vida: son un instrumento que nos permite realizar todo tipo de actividades manuales y son el principal medio de comunicación del lenguaje corporal
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Las manos son, sin que tengamos una conciencia muy profunda, una extensión de nosotros mismos, mejor dicho, de nuestro cerebro. Expresamos su valor con expresiones como “¡no me dejaría cortar una mano ni por esto ni por lo otro!”.
Las manos tienen una función básica: son un “instrumento” que ejecuta las órdenes de nuestro cerebro y, a la vez, son un medio de comunicación que fortalece y enriquece el significado de nuestro lenguaje verbal y corporal.
En efecto, la mano tiene un valor fundamental en términos funcionales ya que sin ellas no podríamos realizar la inmensidad de acciones que nos hacen personas autónomas: vestirnos, lavarnos, comer, conducir, etc…. Son incontables las cosas que llegamos a hacer con nuestras manos al cabo del día.
Además, son el medio de expresiones artísticas extraordinarias de unos cuantos elegidos que destacan por su destreza y calidad en el control del movimiento: por ejemplo, a la hora de tocar un instrumento, de esculpir, de pintar, etc.
Son también un vehículo para la transmisión sensorial a través del sentido del tacto: tocamos objetos y apreciamos su finura o rudeza, tocamos la piel que nos transmite sensaciones de calidez, de bienestar o de rechazo.
Y por supuesto, las manos tienen un papel protagonista por su capacidad de comunicación del lenguaje no verbal expresando determinados aspectos de nuestra personalidad. Sin duda, y en su amplitud de aplicaciones, el lenguaje de los signos es uno de los más destacables por su enorme valor como medio de expresión de personas con discapacidad auditiva y del habla.
Biomecánica de la mano
Una de las características esenciales que ha desarrollado la especie humana en relación a los primates es la capacidad para realizar un tipo de pinza de precisión, la pinza “yema con yema” que nos permite sujetar un objeto con el dedo pulgar con uno o varios dedos de la mano. La mano tiene una capacidad única para adoptar diversas posiciones como la concavidad palmar que nos permite coger y soltar cosas u otros movimientos que nos proporcionan la pinza y facilitan la manipulación de objetos.
Las patologías frecuentes
Las patologías de la mano suelen estar provocadas por fracturas y luxaciones, secuelas de lesiones, compresiones nerviosas, gangliomas, problemas articulares, enfermedades autoinmunes y lesiones tendinosas.
La artrosis es una de las más comunes. Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica y degenerativa de las articulaciones que se produce por el desgaste y la rotura del cartílago, provocando una pérdida de elasticidad y fuerza.
La rigidez de dedos, mano y muñeca es otra de las afecciones más comunes. Habitualmente, se produce a consecuencia de una lesión de los tendones o de un traumatismo y provoca pérdida de movilidad y rigidez en la zona afectada.
El Síndrome del túnel carpiano es una compresión del nervio mediano de la mano. Suele manifestarse con tendinitis en los dedos (dedo de gatillo) o con tendinitis de la muñeca (DeQuervain). Provoca dolor y una sensación de hormigueo y adormecimiento (parestesias) en el pulgar y los dedos medio e índice.
Cuidado con el “pulgar texting“
Bajo este nombre se recogen aquellas lesiones provocadas por el uso de teclados, controladores de videojuegos, tabletas y teléfonos móviles. La mayoría de nosotros utilizamos los pulgares (sobre todo para el teléfono móvil), para escribir mensajes de texto. Ello puede acabar provocando rigidez, y por tanto dolor, en los pulgares.
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Con el pulgar texting, los movimientos repetitivos causan minúsculas lesiones en los músculos y los tendones. Los músculos se contraen y ello disminuye el rango de movimiento. Además, los tendones se quedan sin lubricación ya que no tienen tiempo suficiente para descansar y recuperarse. La inflamación de los músculos y tendones presiona sobre los nervios circundantes y el resultado es que la persona experimente dolor, rigidez y, a veces, temblores, hipersensibilidad al tacto y entumecimiento.
Si observa pérdida de movilidad y sensibilidad o experimenta dolor inusual en la mano consulte con un especialista en patología de la Extremidad Superior para que valore su dolencia y oriente, de manera precisa, el mejor tratamiento a seguir.