Está de moda entre las dietas: comer sin gluten como si fuéramos celíacos. Sin embargo, ¿has pensado que puedes estar haciendo un flaco favor a tu salud? La popularidad de las dietas sin gluten ha crecido significativamente en los últimos años, pero no así la enfermedad celíaca, que a pesar de ser bastante común se ha mantenido en el 1 % de la población del mundo.
Esto significa que personas que no padecen la enfermedad celíaca igualmente siguen una alimentación sin TACC (Trigo, Avena, Cebada y Centeno) sin justificación aparente.
Este interés por las dietas sin gluten en personas no celíacas puede deberse a diversos factores como creer que es más sana, que ayuda a adelgazar, que el gluten produce enfermedades cardiovasculares, la creciente disponibilidad de productos sin gluten en los supermercados o la tendencia a “autodiagnosticarse”.
Estas creencias no tienen ningún fundamento científico. El gluten no engorda y tampoco no consumirlo ayuda a adelgazar, así como tampoco es más saludable si no se tiene la patología o alguna intolerancia al gluten. Por el contrario, puede llegar a provocar carencias nutricionales en el organismo.
Para aquellos que la realizan porque otros pudieron adelgazar siguiendo esta dieta, con seguridad bajaron de peso por otro motivo. Entre otras cosas porque comenzaron a hacer una dieta distinta a la habitual y con menos calorías. Por lo tanto, al principio, adelgazan.
Uso de grasas y azúcares
Pero es difícil perder peso porque el gluten industrialmente necesita ser sustituido por algo que lo ayude a ser comestible, por ejemplo, una galleta va a necesitar más grasas y azúcares. Si comparamos una galleta común puede tener unas 70 calorías, mientras que la sin gluten alrededor de 200 calorías.
Otra razón por la que personas no celíacas suelen comer sin gluten es por pensar que el gluten aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Pero no es cierto. Según los resultados de un estudio del Centro de Enfermedad Celiaca de la Universidad de Columbia publicado en -British Medical Journal-, la restricción del gluten no presenta ningún beneficio para el corazón en personas sin celiaquía, sino todo lo contrario, puede causarles algún daño.
Esto se debe a que es una dieta pobre en cereales integrales, los cuales sí han demostrado su efectividad para reducir la obesidad, la hipertensión y la diabetes, de modo que sin ellos se pierde el efecto protector que tiene frente a las enfermedades coronarias.
¿Qué es el gluten?
Se trata de una sustancia pegajosa y parduzca formada por proteínas, contenida exclusivamente en la harina de los cereales de secano como el trigo, la cebada, el centeno y la avena o cualquiera de sus variedades.
Además, es el encargado de darle esponjosidad y elasticidad -por ejemplo- al pan y a la pasta. Al retirar el gluten se deben sustituir los alimentos elaborados con harina de trigo, de cebada o centeno por versiones hechas con harina de tapioca, arroz o maíz, que llevan más grasas y azúcares añadidos para mejorar el amasado. Y por supuesto que ese mayor consumo de grasas también puede contribuir al mayor riesgo cardiovascular.
Pero las personas que sí son sensibles al gluten o que presentan alergia al trigo o celiaquía deben seguir estrictamente esta dieta de por vida. Lo más recomendable es asesorarse primero con un especialista en nutrición y un médico tratante para ver cómo compensar adecuadamente estos alimentos para evitar carencias nutricionales por la privación de nutrientes como vitaminas y fibras.
La mayoría de los expertos y los estudios científicos avalan que comer gluten no supone ningún riesgo para la salud en las personas que no son celíacas. Por lo tanto, lo mejor es no dejarse llevar por dietas de moda, sino –ante la duda y si uno quiere bajar de peso- buscar el asesoramiento de un profesional para lograr mejores resultados para la salud.