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Cuando tu bisabuelo es el constructor del Empire State Building

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Miriam Díez Bosch - publicado el 25/06/17
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Entrevista con Kerry Alys Robinson

Embajadora global de la Mesa de Liderazgo (www.theleadershiproundtable.org), Kerry Robinson es una mujer americana, entusiasta y dinámica, que encontramos en Roma mientras comparte su visión en el Lay Center (www.thelaycentre.org ) sobre filantropía.

Proviene de una familia que se ha dedicado a ayudar a la Iglesia Católica. Desde 1990 es asesora de fundaciones benéficas y ONGs.

No todo el mundo tiene un abuelo que levanta el Empire State Building. ¿Siente orgullo y responsabilidad?

Nunca le conocí, John Raskob murió antes de que yo naciera. Su sueño era crear el edificio más alto del mundo. Imaginaba cómo podría ser de alto sin que se derrumbara. A finales de los años 20 anunció públicamente que lo construiría y financiaría. Justo después del anuncio, en 1929 sucedió el crack financiero. Nadie pensaba que John Raskob mantendría sus planes, pero para él era una cuestión de integridad.

El proyecto continuó y miles de persones estuvieron trabajando para hacerlo posible. Se rompieron muchos records y el rascacielos afloró.

Hasta ser uno de los edificios más icónicos del mundo.

Hay un aspecto desconocido: fueron necesarios 40 años para que el edificio fuera ocupado por completo. Mucha gente no creyó en él, pero John Raskob era un líder con una profunda visión, sabía que no tenía que vivir para ver él los resultados y que el trabajo duro daría valor a otros.

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By Taken by Lewis Hine, edited by Durova – Edited version of Image:Old timer structural worker.jpg., Public Domain,

Construcción del Empire State Building, en 1930.

Cuanto más ejerce su liderazgo, el líder expande mejor su visión. Es preciso tener coraje, tenacidad, estar persuadido de tu visión y convicción cuando los otros conspiran y quieren disuadirte.

Siempre me ha maravillado la tenacidad de los visionarios que trabajan hacia un mundo más justo y caritativo. No es una actividad para los pusilánimes. Estar comprometido es algo de largas miras. Mi mejor amigo siempre me dice que si quieres resultados inmediatos en el trabajo, pintes casas.

Imagina el fruto que se puede obtener de líderes que posean esta particular constelación de cualidades: visión, coraje, tenacidad y un compromiso radical para hacer este mundo mejor, más justo y gozoso.

¿Cómo promueve una cultura de la generosidad en su entorno?

Malinterpretamos cuando asumimos que la filantropía pertenece a los muy ricos. Nos deja al resto fuera de juego. En cambio, la llamada es a vivir con autenticidad, honestidad, vulnerabilidad y generosidad, la fe se juega en esto. Es central para el cristianismo que la vida se encuentra dándola primero.

Generosidad, descentramiento, compasión, empatía… son cualidades constitutivas de una vida centrada en Cristo. Todo el mundo tiene algo para dar a los otros. Hacemos un profundo agravio al mundo y a nosotros mismos cuando relegamos la filantropía y el hecho de dar sólo al dominio de los muy pudientes.

Nuestra mesa de Liderazgo se creó hace 12 años en los Estados Unidos de América para reforzar en términos de management a la Iglesia Católica, y para optimizar la experiencia y las capacidades intelectuales de personas laicas senior cuyo liderazgo cuenta. Es central para nosotros la convicción que todo el mundo tiene algo que ofrecer y que tenemos que ser generosos y potenciar la generosidad en otros.

Tenemos a CEOs de empresas, hombres y mujeres que presiden universidades, líderes financieros, directores internacionales de ONGs y personas de alto liderazgo en muchos sectores de la industria que se unen para ayudar a la Iglesia Católica a solventar retos temporales complejos que debe afrontar.

 

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By Harris & Ewing, photographer. Public Domain

John Raskob, imagen de la Biblioteca del Congreso de los EE.UU.

A quién más le ha sido dada, más se le exige. ¿Está de acuerdo?

No sólo estoy de acuerdo, sino que considero que es una máxima de vida importante para todos nosotros. Un reconocimiento de lo que hemos recibido nos lleva a la gratitud y a valorar las cosas. Y cuanto más agradecidos somos, más magnánimos y felices nos convertimos. La generosidad es el derecho de ciudadanía de la humanidad.

Le gusta responder al dolor humano siendo parte de la solución. ¿Es una actitud innata?

Hace 70 años, nuestros bisabuelos John y Helena Raskob establecieron una fundación privada familiar con dos intenciones. Querían que los recursos se usaran exclusivamente para dar apoyo a actividades, apostolados y ministerios de la Iglesia Católica en todo el mundo, y querían que su hijos y descendientes estuvieran al servicio de ello.

Tuvieron 13 hijos, una de las cuales, nuestra abuelo, tuvo 14 hijos. Nuestra familia ha crecido exponencialmente. Cuando los miembros de mi familia cumplimos 18 años, se nos invita a formar parte, y ya estamos en la quinta generación. La participación es voluntaria y no remunerada y se entiende como un compromiso serio de tiempo y implicación con la vida de la Iglesia.

Somos casi 100 miembros, todos descendientes de John y Helena. Hacemos visitas a las obras, revisamos propuestas… es un privilegio poco común servir a la Iglesia de este modo.

Nuestras vidas de fe son más robustas porque tenemos la oportunidad de conocer y aprender de personas muy inspiradores, mujeres, hombres, ordenados, religiosos, laicos, en un mundo roto por la falta de esperanza. Podemos extender la misericordia, aliviar el sufrimiento, educar a personas, proveer catequesis, advocar por la justicia, avanzar en la paz, reducir la pobreza…

O sea, que se siente una privilegiada.

Nuestros candidatos son más que personas o colectivos que se merecen un apoyo, son modelos. Restauran nuestra fe en la Iglesia y en la humanidad. Es un humilde privilegio jugar este rol en sus vidas.

La idea de ser parte de la solución proviene de un sentimiento de pertenencia y responsabilidad. Cuando se reveló la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia, muchos católicos activos, yo incluida, sentimos la obligación moral de hacer lo que fuera posible para ayudar a sanar heridas y a la reconciliación, e hicimos un llamado a la Iglesia para conseguir mayor nivel en responsabilidad, transparencia, ética y recompense. No hacer nada es ser cómplice.

Mi fe me lleva a ser una presencia benéfica en el mundo. Un catalizador para inspirar esperanza, generosidad, participación y promover la justicia y el bien común son un motivo de significación profundo para estar en el mundo con sentido.

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By robertpaulyoung – Flickr, CC BY 2.0,

Amanecer con el Empire State Building
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