Lo justo es ver más que nada por las más inocentes y verdaderas víctimas: los hijos del matrimonio en vías de deshacerse, los nietos
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Los padres de quién se divorcia resultan frecuentemente influenciados por su versión unilateral de los hechos, por lo que al margen de las causas reales de la separación, deben de esforzarse en no ser un obstáculo para que el hijo se confronte con su responsabilidad en lo sucedido.
En consciencia, solo el hijo conoce toda la verdad y deberá enfrentarla, de otra manera no aprenderá ni buscara la posibilidad de rehacer de ser posible el matrimonio. Ahora con auténtica rectitud de intención y mayor experiencia.
De no existir una causa muy difícil de superar, la posibilidad de que se rehaga el matrimonio puede apoyarse en la sabia actitud de los padres del divorciado, de no tomar más partido que el de la justicia. Y lo justo es ver más que nada por las más inocentes y verdaderas víctimas: los hijos del matrimonio en vías de deshacerse, sus nietos.
Siendo así, es mucho lo que estos padres pueden lograr con actitudes positivas como:
Actuar como mediadores morales.
Con tacto y prudencia, es posible influir para trasformar los enfrentamientos en cooperación y los conflictos en problemas que se pueden resolver, respetando a los esposos como protagonistas de la solución del conflicto.
Abogar por las responsabilidades morales y materiales de la familia del hijo.
Que haga un convenio regulador no solo apegado a los términos legales, sino con corazón misericordioso; una pensión que cubra con dignidad todos los aspectos de vivienda, vestido, educación, salud, etc.; suele el divorciado volver a la vida de soltero con un tren de gastos que lo lleva a la insensibilidad de las reales necesidades de su ex esposa e hijos, pues al distanciarse “ojos que no ven, corazón que no siente”.
- Que sea capaz de responder ante cualquier requerimiento de ayuda.
- Que tenga la actitud de cuidar la imagen de su ex esposa ante los demás y sobre todo ante los hijos.
Abogar por las responsabilidades morales y afectivas del hijo como padre.
- Que cumpla principalmente en la convivencia con los hijos, permaneciendo atento a sus problemas o dificultades académicas, de salud o desarrollo de personalidad.
- Que no se limite a darle cosas (sobre todo costosas) sino que se dé él mismo, no enfocándose a pasearlos o a solo entretenerlos, sino acompañarlos permaneciendo muy involucrado con todos los eventos ordinarios y extraordinarios como: las tareas escolares, los juegos, los cumpleaños, graduaciones, logros deportivos etc. Así como sus problemas, estando siempre dispuesto a escucharlos.
- Que no sienta la suya una paternidad débil y ganarse el derecho a corregir.
No romper el vínculo con quien fue la nuera.
- Quien se divorcio fue el hijo, no sus padres. Si no existe causa grave, no es justo retirar el sentido de pertenencia establecido a través de un vínculo, en el cual la relación suegros nuera fue de auténtica aceptación y cariño. Ella y los nietos no deben pagar ese precio adicional, por lo que la actitud debe ser acogerla moral y afectivamente con discreción y prudencia.
- Aceptar y apoyarla a que se disponga a rehacer su vida, incluso ante una nueva relación.
Seguir siendo abuelos.
- No se trata de mantener la aceptación de los nietos rechazando a su madre, con lo cual ellos reciben un gran daño.
- Se debe mantener la casa abierta a los nietos como su hogar refugio, amarlos y acogerlos sin hacer ningún distingo entre el antes y el después de la separación de sus padres.
- No alimentar resentimientos y corregir con cariño si alguno de los nietos denota inclinación a juzgar y hablar mal de sus padres.
- Detectar y contrarrestar formas de maltrato o signos de alienación parental que se produce en los hijos, cuando un progenitor, mediante distintas estrategias, transforma la conciencia de los niños con objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor.
- El abuelo esforzarse en suplir en la medida de lo posible la carencia de figura paterna en su hogar.
Mantener abierta la relación con los abuelos maternos.
- El vínculo común e indestructible que les une son los nietos comunes, se debe hablar abiertamente sobre las heridas causadas a ellos como padres y abuelos, manifestando el deseo de unirse dándose apoyo para compartir alegrías e inquietudes en las vidas de la familia deshecha.
Los cónyuges o los familiares en conflicto tienen muchas dificultades para conservar la imparcialidad sobreponiéndose para ubicarse en otro plano de consideraciones; un plano capaz de percibir, valorar y consensuar lo conveniente y posible al conjunto familiar.
Una de las desintegraciones más profundas y rápidas que el conflicto conyugal causa, es precisamente la pérdida del sentido de la unidad conyugal (ya no somos uno, sino uno contra el otro) o de la unidad que hay en cada línea familiar.