¿No fueron “oficios” como estos los que escandalizaron a Lutero?
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De vez en cuando, Carlos sale de casa y se pone en camino hacia Fátima. Pero no es cualquier peregrino. Se pone en camino “bajo petición”, remontándose a la antigua costumbre de realizar peregrinaciones en el lugar de quien está imposibilitado para hacerlo. Se define “peregrino de alquiler”, porque cobra y tiene un verdadero tarifario. Por una peregrinación completa son 2.500 euros
¿Es lícito? La práctica de la peregrinación por otros es admitida por la Iglesia y muchos santuarios prevén la expedición de certificados de peregrinación a cuenta de terceros, con la documentación que ateste la imposibilidad de realizar personalmente el camino.
Lo que no está previsto es el pago de la peregrinación, como si fuera una prestación. El punto es: ¿se pueden vender y comprar oraciones?