El presidente de los EE.UU. en su primer encuentro con el Pontífice asegura: “Gracias, gracias, no olvidaré sus palabras”El “apostolado de la escucha” a pesar de las diferencias de visión y valores: en el Vaticano, se cumplió este principio durante la primera audiencia privada que sostuvo el papa Francisco con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, este miércoles 24 de mayo, en la biblioteca papal, ubicada en el segundo piso del Palacio Apostólico del Vaticano.
“Con mis deseos para que usted pueda ser un árbol de olivo para la paz”, sostuvo el Obispo de Roma al regalar el Medallón del Olivo a Donald Trump y comentó que “el olivo representa la unión”. “Necesitamos la paz”, respondió el magnate.
El Papa también le puso en las manos a Trump su mensaje para la jornada mundial de la paz 2017, un texto que regala sólo a algunos mandatarios. “Lo he firmado para usted personalmente”.
Asimismo, le obsequió sus últimos 3 textos: la encíclica Laudato Si (alabado sea), Evangelii Gaudium (la alegría del Evangelio) y Amoris Laetitia (Amor en la familia). “Yo los leeré”, respondió Trump.
El intercambio de regalos dictado por el protocolo fue una oportunidad más para el encuentro. “Este es un regalo para usted, es una serie de libros de Martin Luther King, pienso que le gustarán mucho”, expresó Trump.
La reunión duró 29 minutos, un tiempo más que estándar que demuestra la amplia agenda común. Igualmente, se dieron tonos jocosos como cuando el Papa se dirigió a la Primera Dama: “Señora, ¿le han invitado a comer…la potica?” – Ella, sorprendida, no supo qué decir: ¡Ah, sí, la pizza!’ (risas).
Al final ambos se saludaron con mucha amabilidad. “Gracias, gracias, no olvidaré sus palabras”, expresó Trump, que le deseó buena suerte al Papa.
En su primer apretón de manos y entre los flash de los fotógrafos, Francisco lució amable, sonriente, pero sin excesos. Le saludó en inglés y se justificó por sus faltas en el idioma. Trump: “lo habla muy bien”. Acto seguido, se sentaron a conversar, acompañados solo por el intérprete. “Es un gran honor”, manifestó Trump.
La Primera Dama y su hija Ivanka esperaron fuera. Las dos vestían de negro con la cabeza cubierta con mantilla de encajes negros, como manda el protocolo.
El triunfalismo salió por la ventana. El Papa –como tradición- recibe a todo jefe de Estado que se lo solicite y así fue con el presidente norteamericano; invitación no hubo, pero desde el inicio la diplomacia vaticana manifestó “disponibilidad absoluta” y el pontífice, interés en “oír” antes que en “juzgar”. La Casa Blanca hizo la petición apenas hace 20 días.
La seguridad en el Vaticano relució; policías y ejército vigilaban todas las calles laterales y adyacentes a San Pedro, además por la presencia masiva de fieles y peregrinos para la audiencia general del miércoles.
Antes del esperado encuentro, el presidente norteamericano junto con las diez personas de su comitiva atravesaron varias de las majestuosas salas vaticanas entre frescos, esculturas y cuadros, mientras la impresionante corte papal los escoltaba. Una prueba del antiguo “poder temporal” de la Iglesia.
Cristianos perseguidos, diálogo y paz
Durante 50 minutos, Trump fue recibido también en audiencia por el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, acompañado por Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
El Vaticano confirmó que las conversaciones se desarrollaron en un clima cordial y “se ha expresado la satisfacción por las buenas relaciones bilaterales existentes entre la Santa Sede y los Estados Unidos de América”, “así como por el compromiso común en favor de la vida y de la libertad religiosa y de conciencia”.
“Se ha manifestado el deseo de una colaboración [..], comprometida en el servicio a la población en los campos de la salud, la educación y la asistencia a los inmigrantes”, añade el comunicado oficial.
El Papa también insistió en la protección de las “comunidades cristianas”, especialmente en referencia a “la situación en Oriente Medio”. Además se puntualizó sobre la colaboración en “la actualidad internacional y con la promoción de la paz en el mundo a través de la negociación política y el diálogo interreligioso”.
Ahí participaron los miembros del gabinete norteamericano, Rex Tillerson, Secretario de Estado de los Estados Unidos (ex petrolero de la EXXON) y el general H.R. McMaster, Seguridad Nacional y Estratégica. Y el marido de Ivanka, Jared Kushner, asistente del Presidente, autor de un acuerdo reciente con los Emiratos Árabes para la venta de 110 millones de dólares en armas.
Trump saludó a sacerdotes y religiosos norteamericanos
En otro momento, el presidente Trump saludó a los sacerdotes y religiosos de nacionalidad estadounidense que trabajan para la Santa Sede, especialmente en las oficinas, ubicadas en San Damaso, informó Greg Burke, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Después de salir del Vaticano, Melania se dirigió al hospital pediátrico “Bambino Gesú” (Del niño Jesús), propiedad de la Santa Sede, donde le esperaban para un recorrido.
Antes, la primera dama Melania Trump visitó la Capilla Paolina y la Sala Regia del Palacio Apostólico. Luego, cuando el presidente terminó la audiencia con el Papa, ambos recorrieron la Capilla Sixtina y la Basílica de San Pedro.
Por otra lado, la hija del presidente, Ivanka, se trasladó a la sede del movimiento católico Comunidad de San Egidio, en el barrio de Tastevere, para un encuentro con algunas mujeres víctimas de trata de personas, un tema muy querido por el Papa.
Trump llegó a Roma en la tarde del martes, luego de una gira, casi de tintes religiosos, por las etapas de su itinerario; Riad (islam) Israel y Cisjordania (judaísmo) y ahora Roma (catolicismo).
Después del encuentro privado con Bergoglio y, más tarde con las autoridades italianas (el presidente de la República, Matarella, y el primer ministro, Gentiloni), Trump se trasladará destino a Bruselas, Bélgica, donde le espera una cumbre de la NATO para luego regresar a Italia (dos días), para el G7 en Taormina.