De la tragedia griega a Hollywood, se ha convertido en sinónimo de grandeza, opulencia y fama
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Si lo analizamos, es sólo un pedazo de tela roja… ¿Entonces cuándo se le dotó de una carga tan simbólica que ahora se le considere sinónimo de elegancia? Este domingo son los Premios Oscar y me pareció divertido contarles esta historia que se remonta a cientos de años atrás.
La primera referencia está en Agamenón (la primera obra de la trilogía de la Orestíada, que fue presentada en el año 458 a. C. por Esquilo), donde la esposa del rey prepara la llegada de su esposo de la Guerra de Troya con el despliegue de una gran alfombra roja.
Él incluso dudó en atravesarla porque consideraba que era sólo un mortal y no un dios, lo que le podría traerle mala suerte a su destino. En efecto, fue así, ya que su esposa planeaba su muerte por una venganza; pero el punto es que, desde su origen, a la alfombra roja se le dotó de un carácter de distinción y realeza.
Luego, en el arte renacentista, era común ver a los santos, deidades y miembros de las casas reales retratados sobre alfombras rojas. “El rojo es un color que se asocia con prestigio y aristocracia. Teñir de escarlata una tela era sumamente costoso por lo difícil que era”, le dijo una de las curadoras del Victoria & Albert Museum, Sonnet Stanfill, a la BBC.
Posteriormente, los políticos también quisieron disfrutar de esta connotación de alto status, por lo que en 1821 el presidente de los Estados Unidos, James Monroe, hizo que se desplegara una red carpet en su honor a su llegada a una plantación de Carolina del Sur.
Entonces vinieron los comerciantes, que vieron en la alfombra roja una oportunidad para ofrecerles algo más a sus clientes más importantes (es decir, adinerados). En 1902, la compañía ferroviaria 20th Century Limited recibió a sus pasajeros en la estación de Grand Central de Nueva York con una reluciente alfombra roja que les servía de camino en su vía hacia el vestíbulo. Fue allí que surgió el término “red carpet treatment” (tratamiento de alfombra roja), que no es más que sinónimo de lujo.
Fue hasta 1922 que la famosa alfombra llegó hasta Hollywood, específicamente para el estreno de Robin Hood en el Egyptian Theatre. Desde entonces, la red carpet se ha convertido en un sitio donde nosotros, los comunes mortales, podemos ver reunida a la realeza del cine en un solo lugar.
A los Premios de la Academia la alfombra llegó en 1961, pero fue hasta 1964 que realmente cobró importancia, porque fue ese año cuando se decidió grabar la llegada de los actores y actrices en sus limosinas. Claro, como en ese momento la televisión era a blanco y negro, el color no era tan importante… cosa que cambió en 1966 cuando llegó el color y toda la experiencia de la alfombra roja llegó a otro nivel, convirtiéndose en algo tan importante como -o más que- la ceremonia en sí.
Actualmente, instalarla tarda unos dos días, se han agregado cámaras de 360 grados y hasta de manos, se hacen más programas de radio y televisión para hablar de los peores y mejores vestidos que de los ganadores de las estatuillas, y las marcas hacen contratos millonarios con actores y actrices para que lleven sus piezas; después de todo, la frase más escuchada esa noche no es “el Oscar es para…” sino “¿De quién vistes?”