¿La fecha del entierro de Fidel Castro en Cuba es un hecho casual o intencionado?
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Es verdad que las casualidades existen, pero es “mucha casualidad” que el 4 de diciembre, después de nueve días de luto nacional, las cenizas del nonagenario Fidel Castro serán depositadas, justamente en esta fecha, en el cementerio de Santa Ifigenia (Santiago de Cuba).
¿Qué es lo que sugiere esta intencionalidad? En este día se dan dos circunstancias, que junto a la de Fidel Castro, serán tres los hechos relevantes a recordar en el ánimo de todos los cubanos ahora y en el futuro:
1. La fiesta de santa Bárbara
Es el día en que los cubanos católicos celebran la festividad de Santa Bárbara cuya existencia real no está documentada. Se celebra el 4 de diciembre y aunque ésta no aparezca en el calendario litúrgico actual no significa que la Iglesia la haya descartado. Pero se ha querido dar lugar en la liturgia a otros santos cuyas vidas están mejor documentadas.
Según el Misal Romano previo a 1970, su martirio ocurrió en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, en el siglo III d.C. Según la leyenda era hija de un sátrapa de nombre Dióscoro, que la encerró en una torre, para evitar que los hombres admirasen su belleza y la sedujeran. Según otra leyenda para evitar el proselitismo cristiano. En ausencia de su padre, Bárbara se convirtió al catolicismo, y mandó construir tres ventanas en su torre simbolizando la Trinidad; al enterarse su padre del significado de estas ventanas, quiere matarla, por lo que ella huye y se refugia en una peña milagrosamente abierta para ella.
Atrapada, pese al milagro, se enfrenta a su destino. Sufrió un penoso martirio y finalmente, el mismo Dióscoro la decapita en la cima de una montaña, tras lo cual un rayo le alcanzó a él dándole muerte. Se le representa con manto rojo, cáliz de la sangre de Cristo, corona y espada con la que fue decapitada, lo cual ha contribuido a que mucha gente la asocie con la guerra, siendo en verdad dicha espada un símbolo de fe inquebrantable. Es la patrona de las profesiones que manejan explosivos, debido a la leyenda del rayo, y muy especialmente de los mineros.
2. Shangó, el orisha guerrero de los truenos, los rayos, la justicia, la virilidad, la danza y el fuego
Este mismo día no pocos cubanos celebran en paralelo la fiesta en honor de una importante figura de la religión conocida como Santería: Con una extensa tradición religiosa, en Cuba se produce de manera natural, como en muy pocos países del mundo, una singular simbiosis entre la imaginería del catolicismo y los cultos yorubas traídos durante dos siglos por los esclavos provenientes del África, cuando en la primera mitad del siglo XVI la economía de la isla, basada en la minería del oro se agotó junto con la población autóctona, debido a los trabajos forzados, sustituyéndo a los indígenas por mano de obra esclava.
Shango es un Orisha guerrero, el rey de la religión Yoruba y uno de los Orishas más populares de su panteón. Orisha de la justicia, la danza, la fuerza viril, los truenos, los rayos y el fuego, Shango fue el 4° rey de Òyó y llegó en un momento trascendental de la historia Yoruba, donde las gentes se habían olvidado de las enseñanzas de Dios. Shango fue enviado con su hermano gemelo por Oludamaré, el Dios único creador del mundo, para limpiar la sociedad y que el pueblo siguiera nuevamente una vida honrada y las enseñanzas del Dios único.
Siendo rey, el pueblo comenzó a decir que Shango era muy estricto e incluso tirano. En aquel tiempo las leyes decían que si un rey dejaba de ser querido por su pueblo habría que exterminarlo. Shango terminó con su vida ahorcándose, pero regresó en su hermano gemelo Angayú quien con el uso de la pólvora, acabó con los enemigos de Shango, siendo a partir de aquel momento adorado como Orisha y fue llamado el Señor de los Truenos.
Shango fue un rey guerrero y sus generales lo amaban. También expande su reinado a la música, como dueño de los tambores Batá. Representa la necesidad y la alegría de vivir, la intensidad de la vida, la belleza masculina, la pasión, la inteligencia y las riquezas. Los colores que le simbolizan son el rojo y el blanco alternados. Otros de sus símbolos son: el hacha petaloide, la espada maraca, la copa, la bandera roja, etc.
La identificación de un Orisha con la figura de un Santo a menudo tiene que ver con las vestimentas o las razones por las que el santo o la Virgen son conocidos. Así Santa Bárbara, vestida de rojo y con espada en las imágenes católicas, símbolos de su martirio, se identifica con el dios Shango, guerrero a quien se le atribuye la fuerza y el rayo como sus características principales, lo que avala esta sincretización.
En sus esfuerzos de esconder su religión africana y sus prácticas mágicas, los yorubas identificaron sus deidades africanas con los Santos del catolicismo, dando como resultado un sincretismo religioso conocido hoy como la Santería.
3. La santería forma parte del ADN cubano
La religión entre los cubanos no es sólo una forma de vivir en sociedad, sino que rige literalmente su vida cotidiana, su forma de pensar, relacionarse y proyectarse en un futuro. La antropóloga Kali Argyriadis, en el diario digital Veracruzanos, recuerda que hace veinte años Cuba pasaba por un proceso de cambios muy profundo y de ser un país materialista y ateo se convirtió en un foco religioso con orígenes africanos y europeos.
Si bien la Santería o Regla de Ocha, como la llaman en la isla, ya existía anteriormente, ahora la viven como algo propiamente cubano. Se trata, según esta investigadora, de “una religión de iniciaciones y a través de éstas uno se inserta en linajes, familias; adquiere hermanos, padrinos, abuelos, nietos, primos y realmente así funciona la sociedad en La Habana. Las redes de relaciones están fuertemente dinamizadas por redes de parentesco ritual, así se resuelven todos los problemas en Cuba”.
Después del cuarto congreso del Partido Comunista realizado en 1991, se aceptó la posibilidad de ser militante del partido y practicar una religión en general, por lo que a partir de ese momento hubo una mayor apertura. “Es una forma de vivir en lo cotidiano pero también de afirmar un poco su individualidad, su personalidad o su particularidad en una sociedad comunitaria donde el individuo desaparece en provecho de la Revolución”, comentó la antropóloga, quien también reconoció que la religión ha evolucionado en los últimos quince años.
4. Fidel tomará forma en nosotros
Con este título un joven periodista cubano, Sergio Alejandro Gómez, recién fallecido el Comandante, el 27 de noviembre de 2016 en Granma, órgano oficial del PCC, afirma: “La muerte de Fidel es la conmoción nacional más grande de mi generación, la que no estuvo en las trincheras, en la invasión por Playa Girón ni en la Crisis de los Misiles; la que no pudo llorar cuando Fidel leía la carta de despedida del Che, ni cuando el tributo a los asesinados en el acto terrorista perpetrado en Barbados. Pero tengo el presentimiento de que la sonrisa regresará a Cuba. No hoy ni mañana, pero regresará. Y no es que la ausencia del Comandante en Jefe la vaya a llenar alguien, sino que un nuevo Fidel irá tomando forma en cada uno de nosotros y nos acompañará cada vez que se piense en Cuba, que es la mejor manera de pensar en él. En ese momento, se habrá cumplido el pronóstico que siempre temieron sus adversarios: el guerrillero de la Sierra será inmortal”.