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Cuidar a mi suegra anciana fue dar sin esperar nada a cambio

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Obispado de Urgell - publicado el 21/09/16
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Queremos escoger lo mejor para ellos… ¿de dónde sacaremos las fuerzas?

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Estuve muchos años cuidando a mi suegra. Sufría una enfermedad física y después se le desarrolló una demencia senil prematura.

Cuando pasan estas cosas siempre tienes que tomar una decisión y el factor más importante es que la persona esté lo mejor posible: acompañada, cuidada,… querida.

Muchas veces es difícil, porque en esta situación hay muchos momentos en que no puedes vivir con la libertad que quisieras.



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Por otra parte, desde el punto de vista del sentimiento, a menudo esperamos de nuestra donación una respuesta del otro hacia nosotros. Necesitamos que nos agradezcan lo que hacemos, que nos contesten al menos con una sonrisa o con alguna expresión.

Cuando haces las cosas, esperas un agradecimiento del otro y mentiría si dijera que en mi caso no era así. ¡Claro que lo era!

Muchas veces me costaba mucho que no hubiera respuesta en sus ojos, en su cara.


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También empezaba a dudar de hacerlo lo suficientemente bien…

Cuando pasa esto es muy difícil decir que hay amor. Al menos no lo sientes. Pero Dios nos pone a nuestro lado a las personas para nuestro bien y nos aportan cosas buenas aunque a veces cueste verlo.

No puedo dejar de agradecer poder haber estado tantos años viviendo este aprendizaje de amor…



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Podría decir que en aquel momento y cada vez más fui entendiendo lo que es amar sin esperar respuesta. No sé si es muy osado decirlo, pero quiero hacerlo. Y dar gracias a Jesús por haberme permitido probar un poco el amor sin esperar nada a cambio.

Mientras lo estaba viviendo no me di cuenta. Pero ahora voy comprendiendo…

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© By Photographee.eu | Shutterstock

La relación con las personas, empezando por las que tenemos más cerca, es como una red que se va tejiendo con amor, y esta red es más bonita y agradable a medida que vamos entendiendo el amor.

Parece que estos hilos se rompen cuando nosotros damos (amamos) y los otros no nos aman, no corresponden a esta donación (amor). Nosotros les damos y no lo agradecen, no sonríen, “pasan” de lo que tú haces.

Dios es Amor. Lo hemos oído muchas veces. Cuando sentimos las cosas de manera repetitiva puede pasar que nos resbalen y pierdan su valor.

¿Quién nos acerca a este Dios que es Amor? JESÚS.

Jesús ama y nos lo demuestra al máximo. Da su vida sin esperar nada a cambio. Jesús, con su vida, da sentido al sufrimiento.



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