Los responsables de la serie se han superado así mismos tratando de ofrecer algo realmente rebuscado y sorprendente
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El pasado 1 de enero se estrenaba en Gran Bretaña el episodio especial de Navidad de la serie Sherlock. Las apretadas agendas de sus dos actores protagonistas hacen muy difícil filmar una temporada completa por más que no pasen de los tres episodios aunque eso sí, de hora y media cada uno. Benedict Cumberbatch y Martin Freeman le hicieron trampa al espacio-tiempo y consiguieron sacar el tiempo justo para rodar al menos, un capítulo que sirviera como prólogo de la cuarta temporada. Se emitiría en Navidad y de manera excepcional, transcurriría en la época natural de los personajes, el Londres victoriano.
Muchos creíamos que este capítulos, titulado La novia abominable sería un paréntesis, un guiño simpático a la creación original y a la legión de seguidores de la serie. Pero no, estábamos equivocados, y de qué manera porque La novia abominable está perfectamente encuadrada en los acontecimientos que hemos visto en las tres anteriores temporadas. Sus creadores, Steven Moffat y Mark Gatiss se han propuesto un triple salto mortal sin red sobre un cable de cristal al plantear una historia bidimensional que pondrá a prueba el sentido común y la astucia como espectadores de más de uno.
El estreno de La novia abominable dejó al público británico con cara de no haber comprendido muy bien qué acaba de ver. El episodio nos introduce en la capital inglesa de finales del siglo XIX en el que una mujer vestida de novia se suicida para, a continuación su fantasma, asesinar a aquellos hombres que guardan algún truculento secreto. Y esto es solo el principio.
En realidad, La novia abominable es un capítulo tan delirante y divertido que es tan fácil criticarlo como situarlo en la cumbre de la televisión inglesa. En el primer aspecto, los responsables de Sherlock se han superado así mismos tratando de ofrecer algo realmente rebuscado y sorprendente aunque sea a costa de situar la credibilidad a la altura del betún. En lo bueno, hay que admitir que el invento funciona y que además es brillante.
Al final uno se da cuenta de que La novia abominable no es más que un aperitivo de una temporada que aún no se ha empezado a rodar de modo que aún falta mucho para ver en qué termina esto. Eso sí, de momento nos quedamos con este voraz capítulo repleto de referencias y guiños que llegan a ser casi “meta-narrativos” de modo que por momentos, uno podrá estar contemplando una historia dentro de otra historia en una serie que se sabe relato lo que a su vez la convierte en algo inusualmente fresco. Lo dicho, brillante.