Cualquier espectador que terminase la recomendable primera temporada de esta serie y aterrizase en la quinta temporada se preguntaría cómo hemos llegado hasta aquí, pero en realidad tras una cierta zozobra en los años intermedios la evolución tiene toda su lógica.
La primera temporada de Homeland nos presentaba a un militar que había pasado años secuestrado por los talibanes y que tras ser rescatado y llegar a casa era objeto de una estrecha (MUY estrecha) investigación por parte de la seguridad nacional para verificar que no le habían lavado el cerebro y no terminaría suponiendo una amenaza para la patria.
Esa patria a la que alude el título de la serie se veía entonces ante la tesitura de dar cobijo a un enemigo camuflado de héroe nacional.
Y realmente en esta quinta temporada el tema vuelve a ser el mismo aunque el escenario sea distinto al haber cruzado el charco la protagonista Carrie (Claire Danes). Pero es que ahora la amenaza no parece cernirse sobre la flamante Norteamérica sino sobre el Viejo Continente.
Por eso es Berlín el emplazamiento de la acción como símbolo de una Europa situada en el punto de mira del terrorismo yihadista, como por desgracia hemos tenido ocasión de sufrir en la realidad.
Hasta el punto está la serie pegada a la actualidad que se pospuso la emisión de uno de los episodios por guardar cierta relación con sucesos como los acaecidos en París y de hecho en un capítulo (grabado, evidentemente, después de dichos atentados) uno de los personajes verbalizaba el deseo común: “no queremos que se repitan otros atentados como los de París”, recordándonos que “no podemos dejar que el pánico cunda en nuestras ciudades cuando ellos quieran” pero también con dureza dejando claro que “esta es la nueva normalidad”.
Una vez finalizada esta quinta temporada de Homeland, que ha dejado un buen sabor de boca en el espectador, mejorando además la sensación de alargamiento innecesario de las anteriores, nos asalta la duda de cuál será la temática general de la sexta temporada aunque el hecho de que hayan recuperado parte de las buenas críticas y la aceptación del público al “pegarse” tanto a la actualidad (a la dura actualidad) puede hacernos albergar la esperanza de que los guionistas aprovechen el parón hasta el inicio de la grabación de los próximos capítulos para decidir qué controversias internacionales ponen en jaque la seguridad nacional (estadounidense, europea, ¿qué más da?) y conforme a las portadas de los diarios decidan si Carrie viaja a Rusia, Siria, Crimea…
Lo que sí ha conseguido con éxito esta quinta temporada de Homeland es ofrecer un nuevo y cautivador personaje interpretado por la actriz Miranda Otto y reforzar la relación de Carrie con Saul (Mandy Patinkin) además de permitir diversas “salidas” para la protagonista de cara a la próxima temporada, por lo que cabe ser optimista con respecto a lo que nos depara 2016.