Entre los objetivos a los que se destina el dinero aportado, se incluye el fomento “de aquellos cuyos corazones están dispuestos a abrazar el Islam”El azaque o limosna legal (zakāt, Qur. 19, 31) está íntimamente relacionado con la purificación del incremento de los bienes. Debe distinguirse de la limosna voluntaria (ṣadaqa) y del azaque especial efectuado al terminar el Ramaḍān (zakāt al-Fiṭr).
El Corán recomienda estas contribuciones por su valor ético y por los beneficios sociales que aporta esta distribución de riqueza hacia los miembros más necesitados de la comunidad.
Sin embargo, las disposiciones concretas sobre su cuantía se desarrollaron en época califal y no en el propio texto sagrado.
Así, al realizar la aportación, el creyente cooperaba a equilibrar las desigualdades, tanto como agradecía a Dios el sustento recibido y suplicaba su perdón por las faltas cometidas.
Al perfeccionarse los mecanismos fiscales del califato se convirtió en una exigencia generalizada que se incorporó al acervo jurídico.
Los Estados contemporáneos donde el Islam es mayoritario aplican sistemas tributarios convencionales, dejando el azaque como elemento voluntario o de carácter piadoso.
Excepcionalmente, en países como Arabia Saudí, forma parte de la legislación como otro elemento vigente dentro de la ley islámica (šarī‘a).
En la actualidad estas donaciones siguen conservando su carácter de solidaridad interna con los necesitados. De igual modo, financian obras de interés común (educación, infraestructuras, etc.).
De esta forma, pueden encontrarse departamentos gubernamentales o incluso ministerios dedicados a la gestión de los bienes religiosos aportados a través de la limosna.
Entre los objetivos a los que se destina el dinero aportado, se incluye el fomento “de aquellos cuyos corazones están dispuestos a abrazar el Islam” y la promoción de las comunidades minoritarias en países no islámicos.
Es decir, que se considera válido dedicar una parte a estos fines, aunque no se trate de colectivos en estado de necesidad material.
Esto incluye la defensa contra las corrientes intelectuales detractoras de la expansión de la ley musulmana en el mundo y la financiación de aquellos líderes y comunidades más eficientes en la convicción de personas predispuestas a convertirse.
Asimismo, sirve para fomentar la creación de instituciones culturales que permitan el desarrollo de un ambiente que propicie el crecimiento de los grupos minoritarios.
Entre ellos se conservan estos rasgos generales del azaque como sistema especial para la financiación de sus distintos proyectos sociales y de culto. Por una parte, tratando de que sus fieles contribuyan a sufragar por sí mismos algunas de sus necesidades.
La promoción de esa actitud solidaria persigue una distribución de los recursos, ampliando una conciencia activa dentro de las entidades. Estas contribuciones se aplican a objetivos que trascienden la atención a los hermanos más necesitados.
Dentro de las prioridades que contemplan, se incluyen los mecanismos que facilitan la ampliación social del grupo a través de la educación, el acondicionamiento de los lugares de culto o las actividades de da‘wa (proselitismo).
En los países occidentales, las comunidades musulmanas suelen afrontar una insuficiencia crónica de recursos propios. Por tanto, se ha hecho fundamental la recepción de fondos exteriores, constituyendo una piedra angular para el sostenimiento de las minorías.
No se ha trata de un sistema estable, sino que usualmente, ha adoptado la forma de subvención específica, destinada a implementar un objetivo concreto. Así, las instituciones transnacionales tratan de velar para que los recursos se destinen adecuadamente.