El ataque contra el cementerio de la Misión de Carmen se está investigando como un "crimen de odio"
Apenas acababa de canonizar el Papa Francisco al fraile franciscano español Junípero Serra y ya los vándalos han hecho acto de presencia, este fin de semana, para ultrajar su tumba en la población de Carmel, en California, Estados Unidos.
San Junípero Serra murió a los 70 años de edad (en 1784) en Carmel, en la Misión de San Carlos Borromeo. Y la semana pasada, en su estancia en Washington, el Papa Francisco lo elevó a los altares (había sido beatificado por san Juan Pablo II en 1988), justamente por su labor evangelizadora, en la segunda mitad del siglo XVIII de la Alta California, donde llegó a fundar hasta nueve misiones.
Pero este gesto del Pontífice fue mal recibido por algunas poblaciones originarias de la zona, quienes “acusan” a san Junípero Serra de haberles cambiado sus culturas y obligado –incluso con métodos violentos—a “someterse” al Evangelio.
La policía de la localidad de Carmel dice que está investigando, mediante las cámaras de seguridad del cementerio de la Misión de Carmel.
Las tumbas de ese cementerio en el que está enterrado el santo, así como el exterior de su basílica, amanecieron el domingo manchadas de pintura, con estatuas derribadas y en una de las lápidas apareció pintada la frase: «Santo de genocidio«.
El sargento Luke Powell, de la policía de Carmel, informó de que el ataque contra el cementerio de la Misión está siendo investigado como un «crimen de odio», categoría en la que se circunscriben los delitos de carácter racista y de discriminación religiosa.
El recinto de la antigua misión de San Carlos Borromeo de Carmelo, conocida ahora como la misión de Carmel, cuenta con agentes de vigilancia nocturna, pero no detectaron el ataque hasta la mañana del domingo 27 de septiembre, según la policía.
San Junípero es considerado uno de los «padres de la patria» de los Estados Unidos y único español que figura en la sala de las estatuas del Capitolio de Washington. También sobre esa estatua hubo presión, pues California quería quitarla y poner, en su lugar, la estatua de la primera mujer astronauta americana.