Testimonio de una misionera: no se trata de convertir
Atentados, bombas ante Iglesias cristianas (católicas o protestantes), violencia extrema y miedo. Pakistán, o República Islámica de Pakistán, significa "tierra de los puros", un concepto peligroso para los que no son musulmanes.
Las autoridades están intentando atajar los atentados mortíferos contra la comunidad cristiana en Pakistán. El cristianismo representa sólo el 2% de la población, de mayoría musulmana. En total son 180 millones de habitantes.
En el último atentado del 15 de marzo, 15 personas murieron y 75 han resultaron heridas en dos atentados perpetrados de forma simultánea contra iglesias en un área cristiana de la ciudad de Lahore.
Ahora el Tribunal Antiterrorismo de Lahore ha reenviado a juicio a 28 cristianos acusados por el asesinato de dos musulmanes después de los ataques a las iglesias de Youhanabad el 15 de marzo. Estos cristianos están detenidos y todavía no han pasado a juicio.
Pilar Ulibarrena Martínez de Ibarreta, Franciscana Misionera de María, se desempeña en Pakistán. Gracias a las Obras Misionales Pontificias Españolas, Aleteia se ha podido poner en contacto con ella en este momento.
¿Hay esperanza en el diálogo con personas de diferentes credos en Pakistán?, le hemos preguntado. Y ella responde que “sí”. “Hay varios grupos de diálogo de las diferentes religiones, todos ellos formados por personas bien puestas en la materia que se respetan mutuamente.
Las personas de distintas religiones en Pakistán unidas en grupos de diálogo “tratan de ayudar”. Así, hay esperanza de que estos grupos sean la levadura de la masa… Llevará tiempo y hay que pedir al Señor que continúe iluminándoles”, pide la hermana Pilar.
Escuelas abiertas a no católicos
La minoría católica vive ahora con temor a raíz de los últimos ataques a iglesias. Esta religiosa confiesa: “Nuestro apostolado es el del ejemplo…no se puede tratar de convertir”.
Los católicos tienen escuelas abiertas a todos. Ahí “se recibe una buena educación”. Para los cristianos, tener estas escuelas en Pakistán es “un estímulo para conocer mejor nuestra religión”.
De hecho, hace años había muchos jóvenes analfabetos, y gracias a las escuelas hoy la mayoría de ellos ya se educan.
La hermana Pilar se muestra esperanzada: “Es una alegría ver los domingos la iglesia a tope, sobretodo llena de gente joven. El problema para los católicos es que después de la educación que han conseguido, no pueden encontrar trabajo, sobretodo en instituciones del gobierno: la cuota que tienen es de 1%”.
El miedo se ha apoderado de los católicos: “En este momento los católicos, al igual que otras minorías, viven con miedo la situación. Nosotras (las religiosas) hasta ahora no hemos tenido ningún problema, los respetamos y nos respetan. Tenemos un pequeño hospital, un hospicio, donde las admisiones se hacen según la necesidad y no según la religión: la primera condición es que sean pobres y no tengan familia”.
Las Franciscanas Misioneras de María tienen desde 1962 un hospital en Rawalpindi, en Pakistán y su servicio de acogida es muy valorado. La hermana Pilar llegó al poco tiempo de haberlo creado. Su testimonio es una muestra más de la labor pequeña pero constante del catolicismo en Pakistán.