Tragedia humanitaria que azota a buena parte del planeta
El cardenal Donald Wuerl, arzobispo de Washington ha hecho una reflexión profunda sobre el tema de la migración y su relación con el tiempo de Cuaresma al tiempo que pidió a los fieles de la arquidiócesis que abarca la capital de Estados Unidos que mantengan presente en sus pensamientos y oraciones a quienes “se ven obligados a abandonar sus lugares de origen en busca de una vida mejor, más sana y más segura”.
El cardenal Wuerl ha referido la tragedia humanitaria que azota a buena parte del planeta –recordando los africanos muertos cerca de Lampedusa, o el drama de los “balseros” cubanos, entre otros muchos signos de la desesperación de millones de personas que tienen que salir de sus hogares y de sus tierras en busca de paz y trabajo.
Acto seguido, el prelado estadounidense refirió la preocupación especial que tiene el Papa Francisco por los inmigrantes, misma que tiene una resonancia especial para el tiempo de Cuaresma.
“La preocupación por aquellos que son extranjeros, aquellos que son oprimidos, marginados y vulnerables, es una de las cualidades esenciales que el Señor espera de las personas buenas y fieles. Esta relación debe ser más que una mera obligación. Debe ser una respuesta de gratitud que fluye de nuestro corazón por las bendiciones que hemos recibido nosotros mismos, por nuestra liberación de la esclavitud y ser dotados con la Tierra Prometida”, dijo el cardenal Wuerl en su reflexión.
Más adelante destacó que el afrontar el fenómeno de la migración generalizada, y la indiferencia mundial mostrada a menudo a los migrantes, “debemos entender que muchas veces ellos son más o menos obligados a abandonar sus hogares”. Al frente de una arquidiócesis con alto nivel de migración, el cardenal Wuerl advirtió que los migrantes preferirían quedarse, pero la violencia, la persecución, la pobreza extrema u otro sufrimiento –como vemos con los cristianos en el Oriente Medio– los obligar a salir y buscar refugio en otra parte.
Lo que no hacemos por los migrantes no lo hacemos por Cristo
“Del mismo modo, abundó el arzobispo de Washington– la gran cantidad de personas que cruzan la frontera sur de Estados Unidos “lo hacen con la esperanza de un futuro mejor y más seguro para ellos, y muchos vienen huyendo de condiciones duras u opresivas. Tenemos que estar atentos a sus necesidades esenciales e insistir en que se respete su dignidad humana fundamental”.
Esta es la misión de la Iglesia católica, misma que se ha empeñado en reconocer que, desde el punto de vista cristiano, la persona de México o América Central o del Sur, África o Asia “no es un extranjero para nosotros en Estados Unidos, sino un hermano o hermana, un conciudadano del reino de Dios”.
Para el cardenal Wuerl, además de sensibilizar e instar a los líderes nacionales y a toda la comunidad internacional a poner en práctica políticas humanas y adoptar medidas concretas para abordar la crisis migratoria, los católicos pueden mostrar la solidaridad con los migrantes a través de la oración y el apoyo a los esfuerzos de ayuda humanitaria de Cáritas y otros ministerios.
“Si los migrantes son el rostro de Cristo, entonces estamos obligados a tratarlos como trataríamos a Jesús mismo. Lo que hacemos por ellos, lo hacemos por Él. Lo que no hacemos por ellos, no lo hacemos por Él”, terminó diciendo el arzobispo de Washington.
(Con información de "El Pregonero")