La letra de la canción de Clapton refleja la experiencia de conversión que tuvo cuando estaba en rehabilitación hace años
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En este concierto a beneficio de Bosnia en 2009, Eric Clapton interpretó una canción que escribió para la Santísima Madre junto con el famoso cantante de ópera italiano Luciano Pavarotti, y un sobresaliente coro Gospel.
Las palabras de la canción son una verdadera oración por Clapton. En sus memorias, Clapton: The Autobiography, el músico escribe sobre un momento de hundimiento que tuvo durante su rehabilitación en 1987:
“Yo estaba en la desesperación total”, escribió Clapton. “En la intimidad de mi habitación, pedí ayuda. No tenía ni idea de con quién creía que estaba hablando, yo sólo sabía que había llegado al límite de mis fuerzas. . . y, poniéndome de rodillas, me rendí. A los pocos días me di cuenta de eso. . . Había encontrado un lugar, un lugar que siempre había sabido que estaba allí, pero que nunca realmente quería ni necesitaba, ni creía en él. A partir de ese día hasta hoy, nunca he dejado de rezar por la mañana, de rodillas, de pedir ayuda, y por la noche, para expresar gratitud por mi vida y, sobre todo, por estar sobrio”.
Esta es la traducción de la letra:
Madre Sagrada, ¿dónde estás?
esta noche me siento partido en dos,
he visto las estrellas caerse del cielo,
Santa Madre, no puedo evitar llorar.
Oh, necesito tu ayuda esta vez,
para pasar esta solitaria noche.
Dime por favor en que lugar girar,
para encontrarme nuevamente.
Santa Madre, escucha mi oración,
de alguna forma sé que estás allí todavía.
Por favor, dame algo de paz mental,
que se lleve este dolor.
No puedo esperar, no puedo esperar, no puedo esperar, por más tiempo.
No puedo esperar, no puedo esperar, no puedo esperar, por ti.
Santa Madre, escucha mi llanto,
he maldecido tu nombre cientos de veces.
Siento la ira corriendo por mi alma,
Santa Madre, no puedo mantener el control.
Oh, siento que el fin llegó,
mis pies no correrán más.
Tú sabes que preferiría estar
en tus brazos esta noche.
Cuando mis manos no toquen más,
ni mi voz permanezca, me desvaneceré.
Santa Madre, entonces estaré
acostado, a salvo en Tus Brazos.