Inaugurado el lunes pasado, el Gran Canal Interoceánico de Nicaragua sigue suscitando protestas
El Gran Canal Interoceánico de Nicaragua, una obra de 50 mil millones de dólares, con la cual se pretende levantar a la segunda de las economías más pobres de América Latina, sigue despertando una gran cantidad de protestas en todo el país.
Inaugurado oficialmente el pasado lunes, ha dejado una oleada de protestas, como las que protagonizaron campesinos de las comunidades de El Tule y Río San Juan en con de la empresa china HKND Group.
Durante las jornadas de protesta, los campesinos han cortado el tráfico de las carreteras de la zona totalmente y solo dejan pasar a vehículos de emergencia y a los de medios de comunicación.
En la mayor parte del país se cree que la compañía a la que se le dio la concesión por 100 años, no va a respetar el valor de mercado de los terrenos expropiados, va a depredar la zona y va a dividir el país en dos, al tiempo que acabará con el emblemático Lago de Nicaragua.
Para los grupos que protestan en contra de esta obra, cuya concesión fue hecha a un chino hasta entonces desconocido en Nicaragua, de nombre Wang Jing, y que sólo otorga derechos, pero no le impone ninguna obligación, debe ser reconsiderada con urgencia.
Razones para estar en contra
Las razones que aducen son varias. En principio, que la concesión se hizo sin que hubiera ningún estudio previo, según ha dicho el propio presidente Daniel Ortega. También denuncian que la concesión establece que toda la información sobre la construcción del Canal será confidencial.
La concesión, que se ha hecho sin licitación alguna, dicen quienes se muestran en contra de esta obra, incluye un aeropuerto, dos puertos, un gran centro turístico, zonas francas de libre comercio y otros proyectos.
Mientras, el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN), cardenal Leopoldo Brenes, y el obispo de la diócesis de Chontales y Río San Juan, Sócrates René Sándigo, han hecho un llamamiento al diálogo entre el gobierno, los responsables del proyecto del Gran Canal y los campesinos.
"Yo pienso que lo más importante es que entremos en diálogo, eso es lo que hemos solicitado siempre al Estado, al Gobierno, que se siente a dialogar con las partes en tensiones", ha afirmado el cardenal Brines, quien ya ha llamado, junto con el obispo Sándigo, al presidente y a su gabinete, así como a la compañía china a no eludir la confrontación con los directamente afectados por la construcción del Gran Canal.
Control chino
Monseñor Sándigo dijo esta semana que se ha creado una comisión sacerdotal de la diócesis de Chontales y Río San Juan para impulsar el diálogo y que se han mantenido encuentros con campesinos, igual que lo ha hecho la Conferencia Episcopal con los técnicos del proyecto del Canal.
Por su parte, el gobierno del presidente Daniel Ortega Saavedra dice que el canal de 278 kilómetros, que iniciaría operaciones alrededor del 2020, impulsará un crecimiento económico anual mayor al 10 por ciento y ayudaría a acabar con la pobreza endémica en el país de 6 millones de habitantes.
También podría dar a China una mayor presencia en América Central, una región que durante años ha sido dominada por Estados Unidos, que completó el Canal de Panamá hace un siglo.
La construcción de la nueva vía interoceánica va a estar a cargo de la empresa con sede en Hong Kong, Nicaragua Canal Development Investment Co (HKND), que es controlada por Wang Jing, un empresario de la telecomunicaciones poco conocido pero bien conectado con la élite política de China.