En un mundo como el nuestro, lleno de reglamentaciones, podría parecer que también las debe haber en lo referente al trato con Dios, y en concreto en la oración. En realidad no es así. Hay tradiciones, costumbres, y unas ciertas buenas maneras, pero eso no es algo uniforme, ni una normativa estrictamente hablando.
Por eso, para rezar, sea el Padrenuestro o lo que sea, no hay posturas establecidas; si se quiere, se puede rezar con los brazos extendidos.
¿Tiene algún significado la postura de los brazos extendidos con las palmas de las manos hacia arriba?
Pues sí, y me atrevería a decir que, más que cristiano, es algo universal, y sus orígenes hay que buscarlos bastante antes de que apareciera el cristianismo. Es una postura de súplica.
El Padrenuestro en Misa
Sin embargo, la cosa cambia cuando la oración es litúrgica, especialmente por parte del sacerdote.
Ahí sí que están señaladas las posturas que el celebrante debe adoptar, entre ellas la que aquí estamos considerando.
También tiene el significado de súplica, pero con un matiz añadido: se considera una postura propiamente sacerdotal, y se prescribe para los momentos en que la oración tiene esta característica.
“Sacerdotal” significa aquí que el sacerdote intercede por el pueblo, y se dirige a Dios en nombre del mismo.
Así, por ejemplo, en Misa, la llamada “oración colecta” –la que precede inmediatamente a las lecturas- recibe ese nombre porque se supone que el sacerdote “recolecta” las peticiones de los fieles y las eleva a Dios Padre.
Por eso, las rúbricas (se llaman así las instrucciones para la celebración) señalan que el sacerdote debe adoptar esa postura en ese momento.
También se señala lo mismo para el rezo del Padrenuestro en Misa, y el motivo es el mismo.
En bastantes lugares se ha introducido la costumbre de que el pueblo acompañe al sacerdote con el mismo gesto.
[Esta costumbre no es propia del rito romano, aunque sí de otros como el ambrosiano y algunos orientales como el maronita, y también lo practican con autorización algunos grupos, como el Camino Neocatecumenal. El autor se refiere específicamente al rito romano, N. del ed.]
Personalmente, sin darle una importancia que no tiene, creo que es un bienintencionado error.
Ciertamente, lo rezan a la vez celebrante y pueblo. Pero en el caso del celebrante se añade el matiz propiamente sacerdotal que no comparte con el pueblo: rezan todos lo mismo, pero el sacerdote se encarga de mediar, como le corresponde, de forma que, además de rezarlo él, ofrece a Dios la oración de todos los allí reunidos.
El gesto lo pone de manifiesto, y se diluye su significado si se convierte en una postura común.