Esta laica consagrada dedicó su vida a promover los ejercicios espirituales en la época colonial. Su causa de beatificación avanza en Roma.
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La fama de santidad es uno de los requisitos para el avance de las causas de canonización. La venerable María Antonia de Paz y Figueroa (Santiago del Estero, 1730- Buenos Aires, 1799), más conocida como Mamá Antula, cumple en la Argentina con este requisito. Lo cumple al punto que su mausoleo acaba de ser designado “Sepulcro histórico nacional”. El decreto fue firmado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Según se lee en el decreto firmado por la mandataria, el “sitio del sepulcro fue lugar de memoria y veneración de esta mujer santiagueña, considerada un modelo de solidaridad social y de santidad por numerosas generaciones de argentinos”. Los restos de esta laica consagrada que dedicó su vida a la promoción de los ejercicios espirituales, e incluso caminó descalza cientos de kilómetros promoviéndolos tras la expulsión de los jesuitas, están ubicados en la Iglesia Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.
“A efectos de extender esta práctica espiritual, visitó numerosos pueblos y ciudades en las provincias de Catamarca, La Rioja, Salta, Jujuy, Tucumán, Córdoba y San Luis. A fines del año 1779 llegó a la ciudad de Buenos Aires, tras un viaje realizado a pie y descalza afrontando fatigas y peligros, y solicitó permiso al obispo y al virrey para instalar una casa donde se practicaran los Ejercicios Espirituales”, recuerda el decreto.
Llegar a Buenos Aires, valga la aclaración, implicó caminar 1.400 kilómetros a pie. Tras superar la primera reticencia del Obispo y del Virrey, la casa de Ejercicios, aún hoy de pie y de los pocos edificios de la época que se conservan, recibió en apenas cuatro años a 15.000 personas. Los ejercitantes pasaban 10 días de ejercicios sin, como decía el Obispo al Papa en una carta, pagar “ni un dinero”. Desde esta casa, Mamá Antula también encabezaba numerosas obras de caridad.
Sus cartas a sus amigos jesuitas eran traducidas a distintos idiomas y circulaban por toda Europa. En Buenos Aires, la admiración del Obispo era tal que le enviaba a sus seminaristas para conocer su parecer antes de ordenarlos.
Por el sitio hoy reconocido como Sepulcro Histórico Nacional, pasaron el día de su muerte, en 1799, entre 70.000 y 80.000 personas.
La causa
Si bien la causa de beatificación fue iniciada en 1905, recién en 2010 el Papa Benedicto XVI reconoció las virtudes heroicas de Mamá Antula y la declaró venerable. Desde abril de este año se encuentra en estudio un milagro atribuido a su intercesión. En varias menciones el Papa Francisco ha hecho saber su devoción a este ilustre personaje de la Argentina colonial cuya fama de santidad ha trascendido los años, y acaba de ser reconocida, incluso, por el Estado argentino.