En Costa Rica las parejas vuelven a casarse por la Iglesia

Quizá sea el efecto del milagro, en una mujer costarricense, que llevó, definitivamente, a los altares a san Juan Pablo II; quizá sea una reacción natural de los jóvenes matrimonios de un pequeño país centroamericano enraizado desde hace medio milenio en el catolicismo, lo cierto es que, según un reporte que presenta el diario La Nación de Costa Rica, las parejas están volviendo sus ojos al matrimonio religioso, tras haber experimentado una baja en el mismo.

Ronald, Rosaura y Kristel

El rotativo costarricense narra la siguiente historia, representativa de lo que está sucediendo en muchas parejas ya casadas por lo civil en Costa Rica:

“Tres años después de vivir en unión libre, Rónald Arias Chávez y Rosaura Sosa Gutiérrez, de 29 y 25 años, acordaron casarse por la Iglesia católica. Lo hicieron el pasado 20 de abril, justo el día en que su hija, Kristel, cumplió dos años.  Pese a que nuestra relación ha sido muy estable y respetuosa, dijo Rosaura, quien espera su segunda hija, sentíamos que nos faltaba algo y ese algo era la bendición nupcial. Sentíamos que la sociedad no nos miraba con buenos ojos”.

Su marido (Rónald), funcionario de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), agregó que la enseñanza que recibieron de niños también influyó: “Las opiniones de papá y mamá de respetar al ser superior, comenzando por el sacramento del matrimonio, fueron determinantes para dar el paso que dimos”.

Esta pareja de Los Lirios de Los Chiles, Alajuela, es parte del porcentaje de matrimonios católicos que, el año pasado, empezó a recuperar terreno frente a los civiles, luego de haber sufrido una fuerte caída a mitad de la década pasada, agrega el periódico en su reporte.

Lo cierto es que, según datos cotejados por el mismo diario, n el 2001, de cada cien matrimonios celebrados en Costa Rica, 38 por ciento eran matrimonios según la liturgia católica mientras que 62 por ciento de las uniones eran registradas solamente por lo civil.  Pero las cosas cambiaron dramáticamente: para 2008, las uniones celebradas ante un sacerdote católico cayeron a 21 por ciento mientras las formalizadas ante un representante del registro civil subieron al 79 por ciento.

Seguridad y estabilidad

Sin embargo, en 2013, la tendencia se revirtió.  Las bodas católicas aumentaron hasta llegar a 33 por ciento según datos del Registro Civil. Y, durante el primer semestre de este 2014, crecieron aún más, a 39 por ciento, lo cual habla ya de una franca mejoría en este tema que será uno de los ejes del próximo Sínodo en El Vaticano.

Según el sacerdote Ronny Solano, encargado de la pastoral familiar de la Conferencia Episcopal de Costa Rica, entre las parejas en unión libre, existe una tendencia a formalizar la relación mediante el matrimonio católico, antes que el civil. “Posiblemente, deciden recibir el sacramento del matrimonio porque les da más seguridad y estabilidad”, dijo Solano, quien recordó que, para la Iglesia, el divorcio no tiene validez.

“Las parejas han experimentado que la vida no solo consiste en cuestiones desechables, se requiere estabilidad y saben que el sacramento es una garantía”, añadió el sacerdote costarricense. Solano argumentó que muchas parejas pudieron casarse por lo civil pero bajo el alero de otras religiones, o bien, optaron por esa vía debido a que tenían alguna “situación irregular” con la Iglesia. Ronald y Rosaura están convencidos de haber hecho lo correcto. Afirman que lo hicieron por convicción, por el amor que se tienen y por sus hijas.

Fortalecidos del todo

Para rematar la historia, La Nación de Costa Rica recuerda el caso de Rónald y de Rosaura: “Me invadió la ansiedad, el deseo de que la fecha llegara pronto”, dijo ella sobre el momento en que acordaron casarse. “La ceremonia se ofició en el templo parroquial de la comunidad de Pavón, fue muy humilde, sencilla pero para nosotros tenía un significado especial”, comentó la joven madre, quien contó que hasta tuvieron su segunda luna de miel. Cinco meses después de haberse puesto “a derecho con Dios”, como ellos mismos lo expresan, Arias y Sosa sienten que han ganado en tranquilidad, en paz interior, en estabilidad como familia, y en optimismo.