Homilía de Francisco en la Domus Santa Marta sobre la ley que encadena y la que libera
El Evangelio “es novedad”, Jesús nos pide que “dejemos a una lado las estructuras caducas”. Es lo que afirmó el papa Francisco en la Misa del 5 de septiembre de 2014 en la Casa Santa Marta del Vaticano.
El Pontífice destacó que el cristiano no debe ser “esclavo de tantas pequeñas leyes”, sino que debe abrir el corazón al mandamiento nuevo del amor.
Los escribas quieren poner en dificultades a Jesús. Le preguntan por qué sus discípulos no ayunan. Pero el Señor no cae en la trampa y responde hablando de fiesta y de novedad.
Papa Francisco comenzó hablando del Evangelio del día para detenerse en la novedad traída por Jesús, que exhorta a poner el vino nuevo en odres nuevos.
Ley que ata
“A vino nuevo, odres nuevos. La novedad del Evangelio. ¿Qué nos trae el Evangelio? Alegría y novedad.
Estos doctores de la ley estaban encerrados en sus mandamientos, en sus leyes.
San Pablo, hablando de ellos, nos dice que antes de que llegase la fe, es decir Jesús, todos estábamos encerrados bajo la ley.
La ley de esta gente no era mal: custodiados pero prisioneros, en la espera de que llegase la fe. Esta fe que sería revelada en el mismo Jesús”.
Novedad liberadora
El pueblo, observó el Papa, “tenía la ley que había dado Moisés” y después muchas de estas “costumbres y pequeñas leyes” que habían codificado los doctores.
“La ley les custodiaba, pero ¡como prisioneros! Y ellos estaban a la espera de la libertad, de la libertad definitiva que Dios habría dado a su pueblo con su Hijo”.
La novedad del Evangelio, “es esta: es para rescatarnos de la ley”.
“Alguno de vosotros puede decirme: ‘Pero, Padre, ¿los cristianos no tienen leyes?¡Sí! Jesús dijo: ‘yo no vengo a abolir la ley si no a llevarla a su plenitud’.Y la plenitud de la ley, por ejemplo, son las Bienaventuranzas, la ley del amor, el amor total, como Él, Jesús, nos ha amado.
Y cuando Jesús reprende a esta gente, a estos doctores de la ley, les recrimina no haber custodiado al pueblo con la ley, sino que lo han hecho prisionero de muchas pequeñas leyes, de muchas pequeñas cosas que debían hacer”.
Dejemos a un lado las estructuras caducas
Cosas que hacer, añadió, “sin la libertad que Él nos trae con la nueva ley, la ley que Él ha establecido con su propia sangre”.
Esta, afirmó el Papa, “es la novedad del Evangelio, es fiesta, es alegría, es libertad”. Es justo el rescate “que el pueblo esperaba”, cuando “estaba custodiado por la ley, pero como prisionero”. Esto, destacó, es lo que Jesús nos quiere decir:
“A la novedad, novedad; a vino nuevo, odres nuevos. Y no tengáis miedo de cambiar las cosas según la ley del Evangelio”.
“Pablo distingue bien: hijos de la ley e hijos de la fe. A vinos nuevos, odres nuevos. Y por esto la Iglesia nos pide, a todos nosotros, algunos cambios.Nos pide que dejemos a un lado las estructuras caducas: ¡no sirven! Y coger odres nuevos, los del Evangelio.
No se puede entender, por ejemplo, su mentalidad con el espíritu del Evangelio. Son cosas distintas.
El estilo del Evangelio es un estilo distinto, que lleva la ley a su plenitud. ¡Sí! Pero de una forma nueva: es el vino nuevo, en odres nuevos”.
“El Evangelio ¡es novedad! ¡El Evangelio es fiesta! Y solo se puede vivir plenamente el Evangelio en un corazón alegre y renovado”.
Que el Señor, ha invocado el Papa, “nos dé la gracia de esta observancia a la ley. Obedecer la ley, la ley que Jesús ha llevado a su plenitud, en el mandamiento del amor, en los mandamientos que vienen de las Bienaventuranzas”.
Que el Señor, concluyó, nos dé la gracia de “no permanecer prisioneros”, si no “que nos dé la gracia de la alegría y de la libertad que nos trae la novedad del Evangelio”.