“Esperanza”. Esta es la palabra que más ha repetido el Papa Francisco desde que ha aterrizado en Corea del Sur. Ha sido también el eje de su encuentro con los jóvenes de Asia, que este viernes celebraron su sexta Jornada continental de la Juventud.
Las palabras que el obispo de Roma dirigió a los seis mil chicos y chicas católicos, de 22 países asiáticos, que participan en este encuentro entre el 13 y el 17 de agosto, se convirtieron en una auténtica alternativa al suicidio, una de las plagas que más se extiende en las sociedades asiáticas industrialmente avanzadas, en particular, la coreana.
Las causas del suicidio
Corea del Sur, el nuevo dragón asiático, patria de Samsung, cuenta con índices de suicidios particularmente elevados con respecto a países industrializados de otros continentes.
Entre los 29.501 suicidios que tuvieron lugar entre 2009 y 2010 en Corea, según los estudios realizados en el país, las causas fueron: desesperación psicológica (28.8%, 8.489 casos), dolor físico (22.6%, 6.672), dificultades económicas y desempleo (15.9%, 4.690), y problemas familiares (11.4%, 3.363).
En los casos de los jóvenes, la causa más común está ligada a los fracasos escolares, en particular, al famoso y exigente examen coreano de acceso a la universidad.
Un estudio realizado en 2008 sobre las causas del suicidio en Corea del Sur por Ben Park y David Lester, publicado por la Hong Kong University Press, explica que “la tradición cultural y la obligación filial no son congruentes con el mercado laboral especializado y cada vez más competitivo de la era moderna”.
En Corea del Sur es tradición que los hijos cuiden de sus padres cuando envejecen o enferman. En la economía moderna esto es más difícil, de manera que se dan muchos casos de ancianos o enfermos que se suicidan para no ser de peso para los hijos.
Los coreanos tienen los horarios más largos de trabajo en el mundo, y el calendario con el menor número de días de fiesta. En estas circunstancias, la familia queda penalizada, y la propuesta de amor y fidelidad que promueve la Iglesia, encuentra cada vez más admiración en la sociedad.
La preocupación del Papa
En las palabras que el Papa dirigió a los jóvenes, reconoció que “nos preocupa la creciente desigualdad en nuestras sociedades entre ricos y pobres”.
“Vemos signos de idolatría de la riqueza, del poder y del placer, obtenidos a un precio altísimo para la vida de los hombres. Cerca de nosotros, muchos de nuestros amigos y coetáneos, aun en medio de una gran prosperidad material, sufren pobreza espiritual, soledad y callada desesperación”, denunció.
“Parece como si Dios hubiera sido eliminado de este mundo. Es como si un desierto espiritual se estuviera propagando por todas partes. Afecta también a los jóvenes, robándoles la esperanza y, en tantos casos, incluso la vida misma”, aclaró.
El contexto que vive Corea del Sur explica la estupenda acogida que los jóvenes coreanos están ofreciendo al Papa y el hecho de que muchas de las figuras más admiradas por la juventud se han bautizado en los últimos años. Entre los jóvenes que este viernes ha encontrado el Papa se encontraba, por ejemplo, BoA, la reina del pop coreano.
Otros personajes del espectáculo, como el cantante y actor Rain, también se han convertido al catolicismo.
En una sociedad, determinada por el confucianismo y su sistema social, en el que la mujer y las clases inferiores cuentan muy poco, el Papa mostró a los jóvenes cómo Cristo hace de todo hombre y mujer hijos de Dios, sin discriminación alguna.
Les dijo: “Queridos jóvenes, en este tiempo el Señor cuenta con ustedes”. Y les preguntó: “¿Están dispuestos a decirle ‘sí’? ¿Están listos?”. Un “yes” unánime, acompañado por aplausos, fue la respuesta que le dieron los jóvenes.
El Papa luego quiso mostrar visiblemente la fraternidad que trae Cristo. Les habló de tú a tú. Dejó a un lado los papeles, el discurso que leía en inglés, e improvisó en italiano para expresarse mejor (Cf. El Papa Francisco y su tú a tú con los jóvenes asiáticos). Con la ayuda de un sacerdote como traductor, así a las preguntas que tres jóvenes le habían presentado al inicio del encuentro.
Esta es la fuerza liberadora que trae el cristianismo a Corea y que ahora el Papa quiere que se extienda por todo el continente asiático, donde el número de los cristianos no son más que el 6,5% de la población.
Hoy celebramos a...