El penitente que tiene claridad sobre sus acciones y reconoce con humildad su límite y su transgresión, alcanza la misericordia y el perdón de Dios.
Salmo penitencial
Confianza y fe
Salmo 51
«Crea en mí, Dios mío, un corazón puro,
y renueva la firmeza de mi espíritu.
No me arrojes lejos de tu presencia
ni retires de mí tu santo espíritu.
Devuélveme la alegría de tu salvación,
que tu espíritu generoso me sostenga:
yo enseñaré tu camino a los impíos
y los pecadores volverán a ti.
¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío,
y mi lengua anunciará tu justicia!
Abre mis labios, Señor,
y mi boca proclamará tu alabanza.
Sal 51, 12-17»
Texto bíblico: Libreria Editrice Vaticana

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