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Salir del rock satánico y encontrar a Cristo: una experiencia

Kirk Martin

© DR

Portaluz - publicado el 18/05/14

El metalero Kirk Martin, violentado de niño, atrapado en el odio, hizo un pacto con el diablo

Los sonidos del más duro heavy metal eran una armoniosa sinfonía para él. Herido y dañado en la infancia, sediento de fama, no dudó en ofertarlo todo creyendo que ahí estaba su tesoro.

“Lo más grande era estar en el escenario teniendo el control… me encantaba ser adorado y que las personas que miraban, dijeran «¡Wow! Quiero ser eso»”. Las palabras pertenecen a Kirk Martin, quien hasta hace algunos años lideraba una banda de heavy Metal llamada Power of Pride (El poder del orgullo) en Estados Unidos.

Logró participar en múltiples conciertos, en donde proyectaba una imagen salvaje e iracunda sobre el escenario. “Conseguir que miles de personas chillasen blasfemias era la mayor adrenalina que podía experimentar”, cuenta al canal de televisión CBN.

Pero esta imagen siniestra no sólo era una pose escénica, sino que tenía su correlato en la vida real de Kirk. Su maceteada figura daba marco a su carácter pendenciero y los varios tatuajes en su cuerpo hablaban de las creencias y espíritu que le habitaba. “Estaba tan lleno de odio que proyectaba ese odio hacia muchas personas”, sincera y prosigue… “dos de los miembros de la banda -mientras estábamos en la carretera en cierta ocasión- decidieron que estaban hartos de mí y que no podían aguantarme más, y ellos, de hecho decidieron dejar la banda”.

Reconoce que por mucho tiempo gozó de la soberbia, que enaltecían las letras de sus canciones arengando con ellas la rebeldía de los jóvenes que le idolatraban. “Toda mi intención era decir a la gente que creyeran en sí mismos, que siguieran sus propias visiones, sus propios sueños y aplastasen a quién se les pusiera en su camino”.

Pero los orígenes de su sorpresivo éxito, señala, no fue por simple empeño, asertividad o calidad musical. Kirk no estaba dispuesto a arriesgar fracaso o esperar fortuna y sin dudarlo se propuso concretar su anhelo aunque para ello lo arriesgó todo en un siniestro pacto. “Clavé las zarpas en el suelo, arañé la tierra y le dije a Satanás: «Si me das lo que quiero, si me haces un Dios, si me das las mujeres, las drogas y la fama, todo. Si me das el poder de aplastar a la gente, te serviré hasta el fin de los tiempos»”.

El determinante trauma en la infancia

Nada más pronunciar la sentencia, recuerda, en cuestión de días una casa discográfica le ofrecía un suculento contrato para que su agrupación pudiera grabar un próximo disco. Pero aquél pacto de esclavitud no era el único secreto que Kirk guardaba mientras se hundía en la ilusión de fama, sexo y fortuna…  “Durante mi niñez, unos chicos en el barrio me empezaron a molestar sexualmente y a sodomizarme cuando tenía probablemente unos 8 años. Ocurrió más de una vez y nunca hablé de ello, nunca le dije a nadie”.

Violentado en la infancia, lleno de rabia, aprovecharse sexualmente de las mujeres se convirtió en parte del estilo de vida heavy metal de Kirk. “La peor parte de mi abuso fue el hecho de que lo interioricé y violaba a otros”, recuerda.

El encuentro con la verdad

Estando a horas de firmar el contrato discográfico por el que había vendido su alma, Kirk tuvo un encuentro con un misterioso extraño durante una mañana en una cafetería. “Un tipo entró y se sentó justo a mi lado de entre todos los asientos en los que se podía haber sentado… había muchos asientos libres, e inmediatamente lo miré con esta horrible y mezquina expresión en mi cara. Lo miré y le dije: «¿¡Qué pasa papá!?» y volvió a mirar su café… me miró directamente en la cara y replicó «¿Qué pasa amigo?». Salté por la mesa y puse mi nariz justo en frente de la suya. Le miré a los ojos y simplemente le maldije, lo llamé todas las cosas inmundas que se me ocurrieron, y me dijo: «Dios me ha mandado aquí para decirte que te ama y quiere que sepas que Él no fue responsable de los jóvenes que abusaron de ti cuando eras niño», y lo que era tan alucinante sobre eso, es que él usó sus nombres y dijo: «Jesús está esperándote para que gires la cara hacia casa»”.


El misterioso hombre se marchó y Kirk permaneció meditativo, en shock, algunos segundos. Se levantó de donde estaba tras los pasos del extraño, quería enfrentarlo, pero cuando salió a la calle, la persona se había desvanecido.

La noche en que brilló una sola estrella

Horas más tarde cuando Kirk estaba a punto de dormirse en el autobús de gira de la banda, fue sacudido en medio de la noche. Quizás fue un sueño revelador, pero él lo recuerda como un hecho real y vívido… “De pronto apareció una gran estrella, como si cayese del cielo, y el espíritu de Dios mismo actuó en el autobús. Yo no sabía por qué odiaba tanto a Dios. Todo, simplemente voló y la única cosa que sentía era amor. Me sentí aceptado, me sentí como que era ese niño pequeño otra vez, antes de que abusaran de mí, y dije: «Jesús, ven aquí y destrúyeme porque yo no quiero ser más esto». Me doy cuenta ahora, que ante la presencia de Dios, el pecado, el odio y la fealdad no puede, no hay lugar para ello, así que tiene que salir. Y todas estas cosas empezaron a dejar mi corazón”.

Kirk, como un niño, volvió a dormir y cuando despertó a la mañana siguiente, todo parecía diferente. “La hierba era más verde, el cielo era más esponjoso, las nubes eran hermosas, y yo era diferente”. ¿El contrato? poco le importaba pues “aquello que siempre había querido, de repente no lo quería más. Lo dejé todo y nunca más retorné a la banda”

Reconciliado

En búsqueda de respuestas y de reconciliación con la fe, Kirk encontró una iglesia en su pueblo natal y se volcó al cristianismo. Cuando comenzó a asistir a las celebraciones, su consejero espiritual le aconsejó terminar el doloroso ciclo que había comenzado en la infancia. Que buscara a los jóvenes que habían abusado de él para perdonarles fue el desafío.  “Los encontré y no sé si se acordaban de mí. Entonces les pregunté: «¿Por qué me hicieron esto?». Empezaron a contarme la historia de cómo alguien les había violado, cómo de niños habían encontrado una revista pornográfica y eso es lo que les había llevado a abusar de mí, y luego invitaron a otro chico a que hiciera lo mismo. Ellos habían dado sus corazones a Cristo. Nos sentamos, lloramos y nos abrazamos. Hablamos sobre ello y rezamos, así es cómo pasamos todo esto”.

Con el tiempo Kirk también re-encontró su talento musical, sustentado en la libertad y sanación regalada por Dios, escribiendo e interpretando canciones de alabanza. Formó familia y juntos viajan por todo el país compartiendo el milagro con el que cambió su vida. “Mi mujer es simplemente un tesoro y mi familia es el testimonio más grande de la piedad y la gracia de Dios. Yo que era adicto a las drogas, al sexo y la violencia, al odio, que usaba la música como una herramienta para destruir a las personas fui recogido y sanado por Dios… todo ello para su gloria”, concluye.

Artículo publicado originalmente por Portaluz

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