Este fin de semana, en una iniciativa poco usual, la alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Navi Pillay, exigió al gobierno de Estados Unidos imponer "una moratoria inmediata" sobre la pena de muerte, después de "la muerte agónica" de Clayton Lockett en Oklahoma la semana pasada.
Se trata, según el comunicado de la ACNUDH, de que Estados Unidos revise a fondo el sistema de inyecciones letales y que, mientras lo revisa, detenga la ejecución de reos y revise el tema de la pena de muerte.
El portavoz de la alta comisionada Navi Pillay, Rupert Colville, consideró que esta última ejecución "reabre el debate en torno a los métodos para aplicar la pena de muerte en Estados Unidos".
"La agónica muerte de Clayton Lockett es el segundo caso de sufrimiento extremo de condenados a la pena capital que se registra en Estados Unidos en lo que va de año", dijo Colville, a través de un comunicado en el que reiteró que la ONU se opone a la aplicación de la pena de muerte en todo el mundo.
Dos casos probados de crueldad absoluta
La inyección que fue suministrada a Lockett, le provocó un sufrimiento prolongado que fue innecesario, y va en contra de la legislación internacional de los derechos humanos, dijo el portavoz de la ACNUDH.
Asimismo, "dicha ejecución parece ir en contra de la octava Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que establece que no se deben infligir castigos crueles e inusuales", afirmó Colville. Es decir, podría tratarse de un caso de tortura.
"La aparente crueldad involucrada en estas ejecuciones recientes refuerza el argumento de que las autoridades de Estados Unidos deben imponer una moratoria inmediata sobre el uso de la pena de muerte y trabajar por la abolición de esta práctica cruel e inhumana", dijo Colville.
Señaló que 32 de los 50 estados en ese país todavía contemplan la pena de muerte en su legislación, lo mismo a nivel federal y militar. 18 han abolido la pena de muerte, siendo los más recientes Maryland en 2013 y Connecticut en 2012.
Colville dijo que sería de esperarse que "lo ocurrido en Oklahoma deberá tener ramificaciones para las ejecuciones previstas con inyecciones letales en Texas", donde se ha aplicado la pena de muerte al mayor número de personas.
La ejecución de Lockett, acusado de matar a tiros a una mujer de 19 años, se produjo el pasado martes 29 de abril, 45 minutos después de que le inyectaran el primer fármaco y tras varios contratiempos que obligaron a interrumpir el proceso. Lockett, de hecho, murió de un infarto.
El otro caso es el de Dennis Mc Guire, que fue ejecutado por el estado de Ohio el pasado 16 de enero con una inyección letal que contenía una combinación de sustancias que no habían sido probadas.
Obama hace “preguntas”
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo el viernes pasado que encargará al fiscal general, Eric Holder, un análisis sobre las "preguntas" que plantea la pena de muerte, a raíz del caso de Clayton Lockett. "Lo que ha ocurrido en Oklahoma es profundamente preocupante", manifestó Obama.
La ejecución de Lockett, ha desatado las críticas tanto dentro como fuera de Estados Unidos. El director de centros penitenciarios de Oklahoma también exigió una revisión de los métodos de ejecución.
"El caso de Oklahoma solamente pone de relieve algunos de los problemas más significativos", manifestó Barack Obama. "Hablaremos con el fiscal general y otros para que hagan un análisis sobre los pasos que hay que dar, no solo en este caso, sino más ampliamente, en esta materia", dijo en una rueda de prensa.
Obama reconoció que, "como sociedad, los estadounidenses deben formularse algunas preguntas difíciles y profundas sobre estos asuntos".
Hoy celebramos a...