Respondemos a una consulta de un lector de Aleteia
Quisiera hacer una consulta, y tal vez lo puedan tratar en alguno de sus artículos: es frecuente ver que en capillas de adoración hay "oraciones efectivas" o para "casos difíciles". Si bien, se comprende que lo que realmente cuenta es la fe con la que se hace CUALQUIER oración y los actos de generosidad que deben acompañar la vida de cualquier cristiano, me parece difícil de comprender cómo el Señor le daría prioridad a algunas oraciones ya escritas por encima de la personal y más sincera, ¿suena extraño, no? Diferente con el caso del Santo Rosario o las novenas como la de la Divina Misericordia, que fue una solicitud expresa que hizo el Señor a Sor Faustina, eso se comprende más fácilmente (yo lo entiendo como actos de fe y obediencia, no sé si me equivoco), pero las oraciones que quién sabe quién escribió, me dejan con esa duda, como si las oraciones tuvieran código VIP para ser escuchadas. Espero haber dejado claro mi punto y ojalá lo tomen en cuenta para algún artículo. Bendiciones (Un lector desde FB) Sí, es verdad que a veces se ofrecen oraciones que se presentan como de particular eficacia. A veces porque alguien la había utilizado y resultaron atendidas sus peticiones, o por lo que sea. Lo cierto es que, presentado así, no tiene mucho sentido.
Existen oraciones que podríamos llamar “especializadas” desde siempe: para pedir que acabe la sequía, para pedir una curación, para cualquier necesidad. Han servido y sirven para ayudar a rezar, en muchos casos a quien tiene poca práctica en ello.
Pero la eficacia de la oración no depende de la fórmula adoptada. La eficacia de la oración depende de que sea confiada, humilde y perseverante (y, claro está, de que se pida algo bueno).
Lo cual no es obstáculo para que se ofrezcan fórmulas de oración, con mejor o peor fortuna. Ayudan al fervor. Ahora bien, aparte de las oraciones más comunes y conocidas, conviene tener muy en cuenta que existe una verdadera antología de la oración de la Iglesia durante los veinte siglos de su existencia. ¿Dónde está? En la liturgia.