Bioético advierte de repercusiones inmediatas en niños vulnerables con este evidente “cambio cultural”
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El jueves, Bélgica aprobó un proyecto de ley en el que se legaliza la eutanasia infantil a cualquier edad. Hubieron 86 apabullantes votos a favor del proyecto, 44 en contra y 12 abstenciones.
El niño tendrá que ser “capaz de discernimiento” pasando un test psicológico y con el consentimiento de los padres, después del cual podrá entrar en el proceso de ser “eutanasiado”.
Aleteia habla con el bioético británico, el profesor David Albert Jones, director del Anscombre Bioethics Centre en el Reino Unido, sobre esta impactante situación.
¿Qué piensa de la decisión de legalizar la eutanasia infantil a cualquier edad en Bélgica?
Pienso que la decisión es profundamente impactante y también muy reveladora. Es (o debería ser) impactante para nosotros, pues tenemos justamente un deseo natural de criar y proteger a la juventud. Tenemos la tendencia a cuidar a los niños y no dejarlos ir cuando han sido arrebatados de nosotros por enfermedad o muerte.
La idea de dar deliberadamente una inyección letal a un niño, quizá a uno muy chico, que está enfermo y vulnerable, es aconsejar a la desesperación que es contrario a nuestros mejores instintos.
También es revelador porque muestra que los defensores de la eutanasia consideran a este tipo de muerte un “beneficio” que debería estar extendido ampliamente lo más posible incluso a los niños.
¿Cuáles serán las repercusiones de esta decisión?
Esta decisión tendrá repercusiones inmediatas en niños vulnerables, y especialmente en adolescentes, aquellos que están experimentando los límites de su mundo y quienes tendrán poco asimiento de las consecuencias de sus acciones.
Es por una buena razón que la ley en Inglaterra permite a los menores, que son lo suficientemente maduros, consentir al tratamiento, pero no permite a los menores de 16 el derecho de rechazar el tratamiento que sostiene la vida.
Estos niños son considerados muy jóvenes para votar o para casarse, para comprar alcohol o ver ciertas películas. En varios sentidos el estado actúa para proteger a los niños y los jóvenes de los demás, incluso de sus padres y, algunas veces, de ellos mismos.
Y, sin embargo, en Bélgica, una petición de un niño, sin límite mínima de edad, podría tener justificación para deliberadamente terminar la vida de ese niño. Esto es horroroso.
¿Este nuevo proyecto tiene algún efecto a largo plazo en la identidad cultural de Bélgica?
Yo pienso que esta decisión muestra la extensión y la velocidad del cambio en Bélgica. No es un ejemplo aislado sino que forma parte de un creciente número de casos donde la ley ha sido aplicada a la gente que no se está muriendo sino que está deprimida o cansada de la vida o temerosa de lo que el futuro pudiera deparar.
La eutanasia ha sido usada en presos con cadenas perpetuas y ha sido vinculada a delitos.
Es impactante que no haya límite mínimo de edad en esta legislación. Esto es sintomático de la inhabilidad para mantener cualquier límite real u objetivo a la práctica de la eutanasia y existe razón para creer que los límites presentes en esta legislación (enfermedades terminales, sufrimiento físico insoportable) serán interpretados muy ampliamente hasta que sean explícitamente anulados.
Debe haber preocupación particular por que este último cambio minará la moral de la profesión pediátrica en Bélgica como, en muchos países, el aborto ha tenido un efecto dramático en los ethos de los obstetras y la ginecología, y la habilitad de los católicos (y otros) de practicar concienzudamente estas disciplinas.
¿Por qué piensa que el proyecto fue tan abrumadoramente aprobado?
La cantidad de los votos muestra que ya ha habido un cambio significativo en la cultura y que la eutanasia llega para ser vista no como una excepción para circunstancias inusuales sino como parte ordinaria de la práctica médica e incluso como un medio deseable de morir.
La aceptación de la práctica ha cambiado las percepciones y esto ha llevado a la gente a seguir la lógica de la práctica y aplicarla más y más abiertamente. Donde una vez se negó que cambiando la ley llevaría a “malas” consecuencias como la eutanasia infantil, más tarde estas consecuencias son abrazadas como buenas. Si alguien tiene dudas sobre la realidad de la pendiente resbaladiza sólo tiene que mirar a Bélgica.
Los números han aumentado cada año desde que fue introducida y más gente está preguntando sobre la eutanasia como si estuviera animándose a considerarla como deseable. Una vez que la sociedad ha partido en esta dirección es difícil dar marcha atrás o ralentizar el ritmo de un mayor cambio. Sin embargo, desde fuera es más fácil ver lo que está sucediendo y por qué es tan importante no dar el primer paso letal.
¿Por qué exactamente la eutanasia siempre está mal?
La eutanasia siempre está mal porque siempre representa la decisión de terminar la vida, de matar a otro ser humano. Representa un fracaso como sociedad el no comprometernos a cuidar a cada persona hasta su fin natural.
Fundamentalmente altera la relación del profesional con el paciente, y, de hecho, de la sociedad con los que están enfermos.
Que se presente ante la muerte es, de una manera paradójica, un síntoma de nuestra falta de capacidad para aceptar la muerte, es parte de la negación de la muerte pensar que podemos de alguna manera controlarla y podemos hacer algo al respecto.
Es básico para la sociedad que reconozcamos algunos valores esenciales al aceptar algunos límites fundamentales en nuestras acciones sobre los demás, y quizá el más básico sea el no tomar la vida del otro, aceptarlo como un medio para proteger a la sociedad de la injusta agresión”.