Crisis: La Doctrina Social católica puede ayudar a encontrar soluciones

Los próximos días 22 y 23 de noviembre tiene lugar en Valencia el encuentro en España de la Fundación “Centésimus Annus pro Pontífice”, con el lema: “Para salir de la crisis: ideas e inspiración en la doctrina social de la Iglesia”. Domingo Sugranyes, presidente de la Fundación, explica a Aleteia que la salida de la crisis: “No es cuestión de blanco y negro y la doctrina social de la Iglesia no tiene soluciones milagrosas”, pero reconoce que puede ayudar para que “la salida de la crisis sea una oportunidad”.

“Una economía inspirada en la doctrina social de la Iglesia hubiera evitado los excesos de la crisis financiera que empezó en Estados Unidos”, explica Domingo Sugranyes, que ha pasado su vida empresarial en distintos cargos directivos del grupo de Seguros Mapfre. Para el presidente de “Centésimun Annus”, en España “no hubiera alentado los excesos de la burbuja inmobiliaria que tanto daño ha hecho aquí”.

¿Cómo puede ayudar la Doctrina Social de la Iglesia a salir de la crisis?

Al indicar el camino de una economía puesta al servicio de todos, fundada sobre la creatividad empresarial, por supuesto, pero también sobre la solidaridad (el reparto) y la fraternidad (el don y el apoyo al desarrollo del prójimo), los textos sociales de la Iglesia fomentan un desarrollo económico  equilibrado,  no exclusivamente egoísta, que se nutra de nuestra capacidad de obrar por el bien. No es una cuestión de blanco y negro, y la doctrina social de la Iglesia no tiene soluciones milagrosas. Pero sin duda ayuda haciendo que la salida de la crisis sea para todos nosotros una oportunidad para meditar sobre el sentido de nuestra actividad profesional, para evitar errores y mejorar.

El cardenal Cañizares hablará sobre las raíces de la crisis y los fundamentos para la esperanza. ¿Esta crisis hubiera sido menos crisis si los cristianos hubiéramos hecho más caso de la Doctrina Social de la Iglesia?

Seguramente. Los cristianos no tenemos la llave para controlar los ciclos económicos recurrentes, pero una economía inspirada en la doctrina social de la Iglesia hubiera evitado los excesos de la crisis financiera que empezó en Estados Unidos y, más cerca nuestro, no hubiera alentado los excesos de la burbuja inmobiliaria que tanto daño ha hecho aquí. Y no hablo sólo de responsables empresariales o de la banca, porque está claro hoy que estos excesos se han producido por una coincidencia de intereses cortoplacistas y por la codicia de muchos, privados y públicos. Por supuesto hay también mucha gente, en todos los sectores, que han sido víctimas y sufren injustamente las consecuencias.

Se hablará de “Reformas económicas, productividad y empleo”. ¿Acaso puede la Doctrina Social de la Iglesia crear empleo? ¿Qué opinión le merecen las actuales reformas que se están llevando a cabo?

La doctrina social de la Iglesia conoce  la autonomía de la vida económica y, repito, ¡no es un manual de soluciones ‘ad-hoc’! Pero puede contribuir a la creación de empleos apoyando, como hace especialmente desde la encícilia ‘Centesimus Annus’ de Juan Pablo II (1991), una economía libre y, dentro de ese contexto, una iniciativa empresarial verdadera y responsable, que busca ofrecer el mejor servicio o el mejor producto a un consumidor informado, dentro de una total transparencia y respetando los intereses de todas las partes interesadas.

Una de las posibles salidas que proponen es la iniciativa empresarial y la solidaridad. ¿Es posible ser solidario en el mercado financiero?

Por supuesto que sí. Los graves problemas que han atravesado algunas entidades financieras, sea por mala gestión, mala política de riesgos o por influencias políticas, no debe hacernos perder de vista el magnífico servicio prestado por otras muchas instituciones financieras. Ser solidario en finanzas no quiere decir renunciar a la gestión prudente y rigurosa, ¡al contrario! El primer deber de solidaridad de cualquier empresario, financiero o industrial, es gestionar con rigor y corregir a tiempo cuando cambia el ciclo, para reconvertir a tiempo y evitar catástrofes.

Otro de los momentos importantes será la presentación del trabajo: ‘Reactivación económica y consumo responsable’. ¿Debemos aprender a consumir sólo lo necesario?

Creo que si, aunque a corto plazo a todos nos preocupa en primer lugar que se reactive el consumo para salir de la recesión… Pero a medio plazo hay en la doctrina social de la Iglesia un llamado al consumo responsable, a una cultura de la elección responsable por parte del consumidor, para evitar el derroche y la contaminación, pero sobre todo para volver a descubrir la diferencia fundamental entre ser y tener – algo que nuestra civilización está dejando de lado.

Hablan de nuevos parámetros. ¿Cómo debe ser la iniciativa empresarial según la Doctrina Social de la Iglesia?

Hablamos de una iniciativa empresarial ante todo audaz, porque sin ese espíritu no se crea nada, ni desarrollo ni empleos. Hablamos de una iniciativa empresarial responsable, y en estos momentos quiere decir ante todo atención a la formación de los jóvenes, a la calidad en el trabajo y en los productos, al desarrollo a largo plazo y no al ‘pelotazo’.