Estilo participativo, calidad en las relaciones, funciones bien definidas,… pistas de la Economía de Comunión
Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Funciones dentro de la empresa claramente definidas y desempeñadas con responsabilidad, un estilo de dirección participativo, objetivos empresariales compartidos y verificados de modo transparente, y calidad de las relaciones: son algunas de las “Líneas para dirigir una empresa” escritas a partir de la experiencia y la reflexión de miles de empresarios y trabajadores y publicadas en la nueva web de la Economía de Comunión en España.
Una de las cuestiones destacadas se refiere al tipo de relaciones que se establecen entre las personas involucradas en la empresa.
“Los miembros de la empresa se comprometen con profesionalidad a construir y fortalecer unas relaciones buenas y abiertas con los clientes, los proveedores y la comunidad del territorio en el cual operan, cuya salvaguarda y mejora sienten como parte integrante de su misión –señala el documento-. La empresa se relaciona de manera leal y cívica con los competidores, proveedores, clientes y administraciones públicas, a los que considera aliados esenciales para alcanzar el bien común”.
Te puede interesar:
¿Es ético o no? Aquí un GPS fiable para orientarte al decidir
Las empresas de Economía de Comunión, una iniciativa del Movimiento de los Focolares en el ámbito económico y social, también trabajan para difundir su nueva visión económica, con una atención especial a los jóvenes, a los que acogen y ofrecen la posibilidad de formarse o realizar prácticas.
Según esta visión, el trabajo aparece como una oportunidad para el crecimiento no sólo profesional, sino también espiritual y ético.
La empresa es consciente de ello y por eso “se compromete a respetar concretamente las leyes y trabaja para cambiarlas y mejorarlas, y mantiene un comportamiento correcto en su relación con las autoridades fiscales, los órganos de control, los sindicatos y los organismos institucionales”.
Por su parte, los trabajadores “aprenden a valorar también las dificultades y el sufrimiento que existe en los lugares de trabajo, haciendo de ellas otras tantas ocasiones de gran valor para el crecimiento y la maduración”.
Respecto a los productos, “la empresa se compromete no sólo a respetar sus obligaciones contractuales, sino también a evaluar los efectos de sus propios productos en el bienestar de las personas a las que van destinados y en el medio ambiente”.
Uno de los objetivos fundamentales de este tipo de empresas es convertirse en una verdadera comunidad. Para ello se trabaja para crear un clima de comunicación abierta y sincera y se programan encuentros periódicos para verificar la calidad de las relaciones interpersonales y para contribuir a resolver situaciones de conflicto.
“La fraternidad y la igualdad (la comunión) preceden a las necesarias diferencias funcionales y de responsabilidad en la empresa”, destaca el estudio.
Y para cuidar las relaciones, “las empresas dan importancia a la fiesta (cumpleaños, nacimientos, despedidas…), durante la cual se fortalecen las relaciones y el sentido de pertenencia; recursos muy valiosos especialmente en épocas de crisis”.
Uno de los aspectos importantes en este tipo de empresa hace referencia a la armonía de los lugares de trabajo -para la cual se requiere higiene, limpieza, orden y respeto a las normas de seguridad-, que hacen sentirse a gusto a trabajadores, propietarios, clientes, proveedores, … y facilitan la calidad de las relaciones.