Los cristianos son perseguidos hoy más que en los inicios de la historia del cristianismo.
La causa originaria de toda persecución es el odio del príncipe del mundo hacia los que han sido salvados y redimidos por Jesús con su muerte y su resurrección.
Las únicas armas para defenderse son la palabra de Dios, la humildad y la mansedumbre.
En su homilía del sábado 4 de mayo de 2013 en la Casa Santa Marta del Vatiacano, el papa Francisco indicó un camino para aprender a no dejarse enredar en las insidias del mundo.
Insidias, explicó, que son obra del “diablo”, “príncipe del mundo”, “espíritu del mundo”.
Os odiarán pero no temáis
El Papa, comentando las lecturas del día tomadas de los Hechos de los Apóstoles (16, 1-10) y del evangelio de Juan (15, 18-21), centró su reflexión en el odio, “una palabra fuerte – subrayó – usada por Jesús.
Precisamente el odio. Él, que es maestro del amor, al que gustaba tanto hablar de amor, habla de odio”.
Pero “a él – explicó – le gustaba llamar a las cosas por su nombre. Y nos dice “¡No os asustéis! El mundo os odiará. Sabed que antes que a vosotros me ha odiado a mí”.
Y nos recuerda también lo que él mismo decía en otra ocasión a sus discípulos:
"El camino de los cristianos es el camino de Jesús. Para seguirle no hay otro”.
Jesús – explicó el Pontífice – nos ha elegido “y nos ha rescatado. Nos ha elegido por pura gracia. Con su muerte y resurrección nos ha rescatado del poder del mundo, del poder del diablo, del poder del príncipe de este mundo.
El diablo origina la persecución
Normalmente a la persecución se llega después de recorrer un camino largo. “Pensemos – sugirió el Papa Francisco – en cómo el príncipe del mundo quiso engañar a Jesús cuando estaba en el desierto: ¡Sé valiente! ¿Tienes hambre? Come. Tú puedes hacerlo”.
"Le invitó también un poco a la vanidad: ¡Venga, hombre! Tú has venido a salvar a la gente. No pierdas tiempo, vete al templo, tírate abajo y todo el mundo verá este milagro y ya está: tendrás autoridad”.
La respuesta de Jesús
Pero pensemos en esto: ¡Jesús nunca respondió a este príncipe con sus palabras! Nunca. Era Dios. Nunca. Fue, para responder, a buscar la palabra de Dios, y
respondió con la palabra de Dios”.
Un mensaje para el hombre de hoy: "Con el príncipe de este mundo no se puede dialogar. Que esto quede claro".
El diálogo es otra cosa: "es necesario entre nosotros – explicó el obispo de Roma – es necesario para la paz".
Prudentes y sencillos
El príncipe de este mundo, afirmó, "nos odia". Y como hizo con Jesús hará con nosotros: "Pero mira, haz esto… es un pequeño engaño… no hay nada… es pequeño y así comienza a llevarnos por un camino un poco injusto".
Comienza con cosas pequeñas, después con halagos y con estos "nos suaviza" hasta que "caemos en la trampa".
Jesús nos ha dicho: "Yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed prudentes pero sencillos".
Si nos dejamos vencer por el espíritu de vanidad y creemos que podemos defendernos de los lobos convirtiéndonos en lobos "estos nos comerán vivos".
Porque si dejas de ser oveja, no habrá pastor que te defienda y caes en las manos de estos lobos.
Jesús te defiende
Podríais preguntar:
El arma es el mismo Jesús: la Palabra de Dios y después la humildad y la mansedumbre.
Pensemos en Jesús cuando le dan el bofetón: ¡qué humildad, qué mansedumbre!. Podía responder con insultos y sin embargo, solo hizo una pregunta humilde.
Pensemos en Jesús, en su pasión. El profeta dice de él "como una oveja que conducida al matadero, no grita".
Jesús es manso y humilde de corazón y "hoy –dijo concluyendo- nos hace pensar en este odio que el príncipe de este mundo nos tiene, a los seguidores de Jesús".
Pensemos en las armas que tenemos para defendernos: "permanezcamos siempre como ovejas porque así tendremos un pastor que nos defienda".
