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En la región de Castelli Romani, famosa por su vino blanco, el Vaticano ha decidido lanzar su propio vino tinto. El viñedo, plantado en otoño de 2024, ocupa dos hectáreas de los terrenos accidentados del "Borgo Laudato si'". Este flamante centro ha sido concebido para convertirse en un laboratorio de ecología integral, en los jardines de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo (35 hectáreas de jardines y 20 hectáreas de terrenos agrícolas). En el pueblo del Lacio, a orillas del lago Albano, donde el Vaticano posee tierras desde el siglo XVII, crecen ahora lentamente 8 mil viñas. Se espera que las primeras uvas se recojan en 2027, año que marcará la llegada de la vendimia "Laudato si'".
El cardenal Fabio Baggio, director del Borgo Laudato si', explica a Aleteia que una característica clave del vino tinto seco del Vaticano será que procede de la agricultura sostenible. "Sostenibilidad ambiental" y "economía circular y generativa" son las palabras clave de este proyecto, que está en línea con los principios contenidos en la famosa encíclica verde Laudato si' del Papa Francisco, que este año celebra su décimo aniversario.
El viñedo ha sido creado por expertos internacionales coordinados por la Universidad de Udine, en Friuli. Se ha diseñado para que sea resistente a los parásitos y las enfermedades, limitando así el uso de pesticidas. Toda su producción pasa por "un sistema de cadena de suministro corta, muy por debajo del tradicional kilómetro cero", subraya el Cardenal Baggio.
La producción anual de "Laudato si'" podría ascender a 15 mil litros de vino. Pero esto es solo una estimación aproximada, "todos los viticultores saben que hay añadas buenas y añadas malas", afirma el cardenal italiano. Además, la crisis climática y sus complejas consecuencias dificultan las previsiones.

Contrariamente a lo que se cree, la cosecha vaticana no se utilizará con fines litúrgicos. Estará "destinada principalmente a ser compartida con los visitantes del Borgo Laudato Si'", afirma el cardenal Baggio. Para los amantes del vino, las botellas también estarán disponibles en el mercado, a un precio aún por determinar.
El vino Laudato si' formará parte de una gama más amplia de productos locales del Vaticano, como aceite -cuyas primeras extracciones se realizaron el pasado mes de diciembre-, miel, hortalizas, hierbas aromáticas, productos lácteos y quesos.
La primera botella en manos del Papa
Aunque los frutos de la vid aún están por llegar, el pasado mes de septiembre el Papa Francisco ya recibió una botella "prototipo" del vino tinto Borgo Laudato si'. ¿Lo ha probado? "Espero que sí", dice el enólogo italiano Roberto Zironi, uno de los coordinadores del proyecto.
El prototipo ha sido aprobado por los ocho miembros de la Comisión "de Fructu Vineae", creada para desarrollar este proyecto, que comenzó hace dos años. Estos expertos en vino, entre los que se encuentran italianos, un alemán, un británico y el investigador francés en genética vegetal Laurent Torregrosa, mezclaron variedades de vid para crear el viñedo Laudato si'.
"Roberto Zironi, catedrático de renombre de la Universidad de Udine, está encantado: "Es una gran emoción haber sido convocado por el Centro de Enseñanza Superior Laudato si'. Según él, su universidad fue seleccionada por el Vaticano porque está "a la vanguardia mundial" en la investigación sobre plantas resistentes.
Una fuerza laboral con dificultades

El centro de Udine también está especializado en la formación de enólogos italianos. Esta experiencia interesa a Borgo Laudato si', ya que uno de los proyectos del centro es formar a personas con dificultades en profesiones relacionadas con la tierra.
El vino Laudato si' será fruto de la colaboración entre "expertos vitivinícolas, trabajadores cualificados de las villas pontificias y personas en situación de vulnerabilidad, a las que se ofrece una oportunidad concreta de inclusión social a través de la formación en viticultura y enología", afirma el cardenal Fabio Baggio.
En su discurso a los participantes en el proyecto Borgo Laudato si' el pasado mes de septiembre, el Papa Francisco celebró el hecho de que "tanto el cultivo como la producción agrícola -y los viñedos en particular- requieren una gran mano de obra". Según los expertos, la mano de obra necesaria para dos hectáreas de viñedos representa "alrededor de 450 a 500 horas" de trabajo al año, explica el director del centro ecológico.


