25 ancianos sin relaciones sociales, más allá de las residencias en las que viven, van a estar más acompañados a partir de ahora.
50 voluntarios les visitarán cada semana -dos a cada uno- en el marco del Plan Ruth, impulsado por la diócesis de Getafe, al sur de Madrid.
La idea de ofrecer vínculos a las personas mayores se le ocurrió a Álvaro Medina, delegado de la Pastoral del Mayor de la diócesis de Gefe, tras una conversación con su hijo, que dirige una pequeña residencia.
Resulta que de sus 52 residentes, hay 10 que no reciben visitas regularmente. Sus familias han fallecido, viven lejos o sencillamente les han “aparcado” allí.
“Eso daba vueltas en mi cabeza -explica a Aleteia-. Y coincidió que leí un texto del Papa que hablaba de Ruth y Noemí y el mismo día me encontré con una terapeuta ocupacional… que acabó ocupándose de la formación de los voluntarios”.
Preparación
A finales del año 2024 empezó la actividad con un llamamiento de voluntarios en las Misas de parroquias cercanas a las residencias. Les explicaron el Plan Ruth y les convocaron a un encuentro formativo en diciembre.
Este sábado 22 de febrero de 2025 se celebró un acto de envío de 50 voluntarios, “de dos en dos para que las visitas no se interrumpan”.
“Porque si una persona que ha sufrido el dolor de romper su relación social y familiar abre una nueva relación, esta tiene que ser estable y regular”, destaca Medina.
Plan Ruth en marcha
Esta semana comienzan las visitas, que durarán entre una y dos horas, para ir “consolando en el dolor a personas que viven una soledad profunda”, indica.
Además de su formación inicial, los voluntarios estarán en comunicación con los trabajadores de la residencia que están en contacto habitualmente con los abuelos.
De esta manera, conocerán los gustos y costumbres de la persona a la que acompañan, y cómo comunicarse mejor con ella.
Además, el Plan Ruth cuenta con un espacio al que los voluntarios pueden acudir para desahogarse, plantear dudas, continuar su formación y compartir.
La vejez es bella
Medina está convencido de la belleza de la vejez y trata de responder al desprecio a las personas por su edad que él ve que existe en la sociedad.
“La belleza está en la persona, en su vida, en la historia de amor que ha ido construyendo, pero a veces vemos solo la pérdida de capacidades, el dolor,…”
Para Medina, la persona no es descartable, e invita a mirarla, en su edad avanzada, “con los ojos con los que la mira el Señor”, con todas las misiones que tiene en la sociedad.
“Las personas que sumamos muchos años hemos tenido muchas ocasiones de construir muchas historias de amor que enriquecen, que son certeza de la fe, que son una belleza que perdura”, afirma.
“Somos miembros activos de la revolución de la ternura”, señala. Y constata que “se pueden encontrar nuevas formas de belleza en la vida, a través de la experiencia, la reflexión y el acercamiento a Dios”.
“La vejez es una etapa digna de valoración -asegura-, un tiempo en el que la vida adquiere un nuevo sentido, lleno de sabiduría, gratitud y amor”.
Cómo ayudar a envejecer a nuestros padres:
