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Cuando inicia un mes, existe la costumbre de celebrar la Eucaristía para dar gracias a Dios por todo lo que se ha recibido y, sobre todo, para pedirle que en los próximos treinta días, su mano providente dé lo necesario a la familia, para que no falte nunca «casa, vestido y sustento». Aleteia comparte la siguiente oración, que podemos ofrecer al Señor cada día primero.
ORACIÓN A LA DIVINA PROVIDENCIA
Dios Padre Creador, Dios Hijo Redentor, Dios Espíritu Santo Santificador. Tú. que abres tu mano y colmas de bendiciones a todos los vivientes, Tú, que diriges todo hacia el bien de los que te aman, Tú, que en la misericordia nos amas, nos ayudas y no nos olvidas jamás, recibe nuestras súplicas, pues en Ti, Señor, ponemos nuestra esperanza.
Humildemente vengo a darte las gracias por los infinitos bienes con que tu Providencia me ha colmado. Ingrato sería si no viniese a rendir ese justísimo acto de gratitud. Acéptalo no solo por mí, sino también por todos mis familiares y devotos que reconocen tu generosidad y la largueza de tu Bendita y Sacrosanta Mano.
Te pido por todos mis bienhechores, por todas las personas que en tu infinita gracia han intervenido proporcionándome los medios de subsistencia. Ayúdalos, socórrelos y protégelos, y a mí y a mi familia, adorable Misterio, haznos dignos de tu protección, de tu auxilio y de tus favores e ilumínanos en el sendero de la fe, para que mientras seamos peregrinos de este mundo, constantemente ensalcemos tu Grandeza.
Tú, que lo diriges todo según el designio de tu voluntad y estás lleno de bondad y misericordia, recíbenos en tu Sagrado Corazón y ten piedad de nosotros, haz que siempre confiemos en tu Providencia y llénanos de gracias durante este mes, dígnate concedernos alivio en nuestras necesidades y consuelo las aflicciones
Haz que en mi familia y en mi hogar, no suframos por las adversidades y carencias, aleja de nosotros las enfermedades y líbranos de todo mal y enemigo, danos tu santísima bendición en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Que la Divina Providencia se extienda en cada momento para que nunca nos falte salud, casa, vestido, sustento, y en la hora de la muerte los últimos sacramentos.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.