Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
Ser padre significa cuestionarse constantemente si estás haciendo lo correcto: ten por seguro que, si tienes hijos adolescentes, probablemente te estén diciendo que estás fracasando y cuestionen tu paternidad; mientras te cuestionas a ti mismo, es posible que también te confundas con todos los estilos modernos de crianza y los innumerables consejos que existen.
Desde la paternidad helicóptero -en la que un padre se cierne sobre su hijo y está allí en cuanto algo va mal-, hasta la paternidad faro -en la que los padres actúan permanentemente como una luz que guía a sus hijos- no hay un estilo perfecto para todos los niños.
Por eso, hemos pensado en abandonar los estilos modernos de crianza y fijarnos en los santos. Éstos son solo algunos de los hombres y mujeres santos que educaron a sus hijos para convertirlos en personas de gran fe. Como verás, todos podemos inspirarnos en el mensaje de su paternidad coherente.
1Santa Mónica
La santa del siglo IV pasó años rezando por su hijo san Agustín, pero a menudo lo regañaba y parecía asfixiarlo con sus preocupaciones religiosas. En una ocasión, Agustín huyó a Roma sin decírselo, ¡y ella le siguió! ¡La mejor paternidad helicóptero!
Agustín se convirtió más tarde en uno de los más grandes teólogos de la historia, y atribuyó su conversión a las inquebrantables oraciones y al ejemplo de su madre. Su amor persistente, incluso cuando Agustín se rebeló activamente, demostró una profunda dedicación al bien de su hijo. Eso sí que es amor firme.
2San Luis IX de Francia
Como rey de Francia, Luis parecía priorizar gobernar un país y luchar en las cruzadas a ser un padre práctico. Además, era muy estricto. Sus cartas a su hijo parecían un manual de autoayuda real: "No te juntes con pecadores, evita la ropa lujosa y reza mucho". Nada de mimos ni cuentos para dormir.
Sin embargo, Luis fue mucho más que un disciplinario: fue un modelo de integridad, fe y servicio. Ayudó personalmente a los pobres y aportó un profundo sentido de la justicia a su reinado. Su forma de educar, "dura pero justa", preparó a su hijo para ser un gobernante responsable. A veces, el amor consiste en poner las metas muy altas.
3Santo Tomás Moro
Tomás Moro estaba tan ocupado defendiendo su fe y oponiéndose al rey Enrique VIII que consiguió que lo encarcelaran y ejecutaran, dejando a su familia a su suerte. Ese es un duro paso en la carrera de un hombre de familia, y sin duda puede dejar a sus hijos cuestionando su amor por ellos.
Sin embargo, esta duda podría despejarse con solo leer las cartas que escribió desde la Torre de Londres. Revelan a un padre profundamente cariñoso que animaba constantemente a sus hijos a mantenerse fuertes en la fe y la virtud. Educó a hijas, como Margaret, para que fueran mujeres brillantes y cultas, algo poco frecuente en aquella época. Su compromiso con la conciencia por encima de la conveniencia dejó un legado de valor e integridad que aún inspira.
4Santa Gianna Beretta Molla
Durante su embarazo, Gianna tomó una decisión que podría parecer controvertida para muchos: dar prioridad a la vida de su bebé antes que a su propia salud. Esta valiente decisión acabó costándole la vida. Algunos podrían argumentar que fue una decisión imprudente, que dejó a sus otros hijos pequeños sin madre.
Sin embargo, el sacrificio de Gianna fue la máxima expresión del amor maternal. Su marido y sus hijos crecieron atesorando su memoria como una madre santa que vivió y murió fiel a sus valores. Su historia es un testimonio de valentía, incluso cuando hay mucho en juego.
5Santa Celia Martin
Celia era una mujer de negocios sin pelos en la lengua que dirigía una empresa de encajes mientras criaba a nueve hijos (cuatro de los cuales murieron jóvenes). Podía ser estricta, incluso brusca, y no tenía miedo de decirles a sus hijos cuando flojeaban.
Ella y su marido, Louis, crearon un hogar lleno de fe, amor y aliento. Una de sus hijas, Teresa, se convirtió en una de las santas más queridas de todos los tiempos, santa Teresa de Lisieux. El equilibrio de disciplina y afecto de Celia ayudó a criar a una futura Doctora de la Iglesia, prueba de que el amor duro funciona cuando se combina con la fe y la bondad.
6San Agustín de Hipona
Agustín tuvo un hijo, Adeodatus (que significa Don de Dios), fuera del matrimonio antes de su conversión. Al principio no era precisamente el "padre del año", dado su estilo de vida caprichoso y sus distracciones filosóficas.
Tras su dramática conversión, Agustín se convirtió en un devoto padre, maestro y guía espiritual de su hijo. Adeodato, aunque murió joven, compartió la fe y la brillantez de Agustín. La transformación de Agustín demuestra que incluso los comienzos imperfectos pueden conducir a resultados santos.